Por tercera vez en su historia, la selección española de balonmano tratará de alcanzar este viernes (20.30 h) la final de un Mundial. Antes tendrá que ganar un duelo por todo lo alto ante una Dinamarca que defiende título y que cuenta sus partidos en el torneo por victorias.

Aun así, las expectativas son máximas tras el rendimiento colectivo de España en las dos áreas. En ataque, destaca la evolución del pivote Rubén Marchán, debutante en un gran torneo internacional. "No debemos perder balones para que no puedan correr al contraataque. Tenemos que evitar que sus porteros se crezcan, porque si lo hacen parece que no hay manera de meterles un gol", apuntó como claves ofensivas en la previa Joan Cañellas.

La madurez del conjunto español le ha permitido crecer durante el campeonato, pleno de convencimiento, como ya demostrara en los últimos dos Europeos en los que terminó como campeón. La gestión de minutos de Jordi Ribera ha hecho sentirse importante a cada jugador, además de conseguir un gran tono físico general en el tramo decisivo del torneo.

Aunque la inmaculada trayectoria danesa rozó el drama en cuartos de final ante Egipto, con dos prórrogas y lanzamientos de siete metros, el rival obliga a España a dar un pase adelante si quiere ganar. "Estamos hablando de la actual campeona del mundo, con unas individualidades extraordinarias, pero que colectivamente también juega muy bien", señaló Viran Morros.