El Villarreal sigue sufriendo para ganar en la Cerámica y padeciendo una empatitis que le está restando opciones de pelear por esa plaza Champions a la que aspira. Isak salió al rescate de la Real en el minuto 94, desactivando el obus de Parejo nada mas comenzar el partido. Los amarillos pagaron muy caro su conservardurismo en la segunda parte y acabaron recibiendo un duro palo cuando ya acariciaban el triunfo. Justo reparto de puntos entre dos aspirantes a los puestos nobles. Al Villarreal le pesaron las piernas al final y acabó el partido en reserva.

YEREMI PINO, BAJA

Los problemas están para solucionarlos. Y Emery intentó resolver su largo listado de bajas buscando alternativas. Si no tienes hombres para jugar por las bandas, pues cambias de idea. No se le conoce al entrenador del Villarreal buenas mañas con el ajedrez, sin embargo sigue haciendo sus ‘gambitos de dama’ partido a partido. Hasta siete bajas acumulaba ante la Real el conjunto amarillo. Yeremi Pino, el genio de Miralcamp, la última. Como si fuera una película de espías, con mensajes cifrados para pasar información secreta, la hoja de alineaciones previa al partido presentaba un once en el que figuraba Coquelin como lateral derecho y Peña de extremo. Parecía el último tuneado del técnico vasco. Luego todo quedó en un camuflaje de intenciones. En un partido tan igualado, todo suma. Emery mantuvo su idea de LaLiga con ese 4-3-3, que en realidad acaba siendo un 4-3-2-1 en el repliegue defensivo. Moi Gómez y Trigueros vistieron el ataque groguet con Paco Alcácer como referencia arriba. Coquelin reforzaba una medular que tejía músculo con criterio en la construcción.

La disyuntiva era quién podría tener mas el balón y ofrecer un juego mas elaborado y bonito. Puede que Real y Villarreal no puedan pelear a día de hoy por LaLiga, pero si que en este momento son los dos equipos que mejor culto rinden al fútbol espectáculo.

GOLAZO DE PAREJO

A los tres minutos, el exvalencianista conecto un obús desde 20 metros que entró por la escuadra a la velocidad de la luz. Precioso el golazo del cerebro amarillo, pero tanto o mas lo fue la jugada que lo precedió.

La Real sacó las uñas. Isak e Ibarra empezaron con el intercambio de golpes, con guantes de seda eso sí, pero tan letales como los que daría un boxeador experimentado. Se puede hacer daño con buen gusto. Y ambos se empeñaron en no rifar un balón y jugar y jugar, cosiendo bien cada posesión pero siempre con un punto de esa picardía del jugador que se hace a si mismo en un campo de barrio. Alcácer también colaboró con un sutil taconazo a lo Fer Niño, que no acabó en el 2-0 por no se sabe que cosas del destino. Y así acabó la primera parte, con un combate de jugones y el gol de Parejo como elemento diferencial.

ISAK EN EL ÚLTIMO MINUTO

La segunda parte no tuvo tanta plasticidad y si un juego mas trabado. El Villarreal generó menos peligro pero exhibió su otro alter ego, con un estilo mas rocoso, cerrando vías de entrada y juntando mas las líneas. La Real tenía mas el balón, pero no podía hacer nada de provecho con él. Salía a la palestra la versión mas pragmática de los amarillos. Los últimos minutos se jugaron con una sintonía distinta. El Villarreal defendía con orden y la Real se desplegaba a la caza del empate. Los amarillos recularon demasiado, lo que siempre es un riesgo que se puede pagar caro. Y en el último minuto, ya rozando el 94, Alexander Isak conectó un media volea, empalando sin fuerza el balón que acabó batiendo a Asenjo. La Real rescató un punto in extremis, que visto lo visto fue el resultado mas justo en la Cerámica. El Villarreal fue demasiado rácano en la segunda parte y lo pagó caro.