Con Unai Emery en el banquillo y Vitolo sobre el terreno de juego, el Sevilla hizo historia, al conquistar tres de sus títulos de Europa League de forma consecutiva (entre 2014 y 2016). Allí también estaba Alberto Moreno, ahora lesionado de gravedad.

El club nervionense, en verano del 2013, había pagado tres millones de euros al Las Palmas por el futbolista, que permaneció en el Ramón Sánchez Pizjuán por cuatro temporadas, antes de un megatraspaso al Atlético por su cláusula de rescisión (40 millones), provocando un terremoto en Nervión.

Cuando Emery aterrizó en el banquillo del Sevilla, se encontró con que Vitolo ya estaba fichado, puesto que era una de las apuestas de Monchi, que le consideraba unas de las debilidades. No obstante, el canario entró rápidamente en los planes del entrenador de Hondarribia, de ahí el trienio exitoso del equipo hispalense, que no se entiende sin uno dirigiéndolo y otro demostrando su calidad en el césped.

No en vano, Vitolo, en esos cuatro años a orillas del Guadalquivir, disputó siempre, en todas las competiciones, más de 40 encuentros de media (177 en total), con la nada despreciable cifra de 28 goles. Una trayectoria que, como no podía ser de otra manera, le condujo por la puerta grande a la selección, con la que ha anotado cuatro tantos en sus 12 internacionalidades.

Sus tres primeros ejercicios como rojiblanco fueron bastante completos, pero ha perdido el protagonismo en este ejercicio, en la que Diego Simeone le ha dado apenas nueve partidos.

Un jugador que aunque vendría a reforzar el carril derecho del ataque, también puede desempeñarse con soltura en otras demarcaciones, con una integración inmediata para este exigente tramo final de la temporada.