Lo cuenta Fernando Gómez Colomer, entonces director deportivo del CD Castellón, casi dos décadas después: «cuando anunciamos que un tal José Luis Oltra iba a ser nuestro entrenador, mucha gente me preguntaba ‘pero del filial, ¿no?’». La anécdota ilustra la incredulidad que siguió al anuncio del club, justo antes del verano del 2002. Aquella incógnita llamada Oltra firmó por sorpresa por el Castellón, y lo hizo sin más experiencia que la Regional Preferente y sin más aval que el del propio Fernando. Las suspicacias se evaporaron en cuanto echó a rodar la pelota: batió el récord nacional de partidos sin perder, jugó dos play-offs de ascenso, despertó a la afición de un peligroso letargo y dejó una profunda huella en toda una generación de albinegros. Aquel Castellón fue 'el Castellón de Oltra', que el lunes regresa a Castalia como entrenador del Fuenlabrada, con motivo del próximo partido de Liga.

Lo tangible lo explican los números, pero lo intangible se explica mejor con perspectiva. Cuando Oltra llegó a Castalia, el Castellón llevaba más de una década de inercia descendiente y negativa. Había bajado a Segunda en 1991 y a Segunda B en 1994. No jugaba una promoción de ascenso desde 1995, había rozado la desaparición en 1997 y en la temporada anterior, la 2001/02, había coqueteado con el descenso a Tercera. Se podría decir que parecía haber tocado fondo tras una sucesión de proyectos fallidos. Era un club deprimido con una trituradora de entrenadores en el banquillo. Desde que Luiche lograra la salvación en Primera en 1990, ningún técnico había completado un curso sin ser destituido. En esas andaba cuando sonó el nombre de José Luis Oltra. Un completo desconocido.

el fichaje // El técnico valenciano tenía 33 años y su experiencia en los banquillos se limitaba al Catarroja de Regional Preferente. Un perfil muy alejado del Castellón de los años anteriores, que solía apostar por galones y veteranía. «No pensé en eso», explica Fernando, ahora entrenador del Benigànim en Tercera, «lo conocí de jugador y le había seguido en lo poco que llevaba de entrenador, y sabía que dominaba la categoría --sumaba más de 200 partidos como jugador-- y que era capaz de llevar a los futbolistas en el aspecto deportivo porque era conocedor del juego del fútbol». Fernando, que conoció Castelló como jugador tras ser leyenda en el Valencia, sabía que en el Castellón no solo bastaba con el 'juego del fútbol'. Para los «alrededores», en una plaza particular como Castalia, «estaríamos Emilio Isierte (exportero y ayudante) y yo mismo, pero la verdad es que apenas hizo falta porque fue todo muy bien desde el principio».

Y tan bien. En la primera temporada de Oltra, el Castellón estuvo 30 jornadas sin perder, encajó cinco goles en los primeros 24 partidos y arrasó en el campeonato. Javi Sanchis era uno de los capitanes de aquel equipo. «Veníamos de un año de los peores, pero Oltra llegó con muchas ganas y cayó en gracia», indica, «tenía un talante muy abierto, atendía a todo el mundo y para nosotros era más un compañero que un jefe». «Se formó un equipo veterano con algunos jóvenes de la casa, con un ambiente extraordinario, y al principio estábamos un poco asustados por dónde veníamos, pero empezamos a ganar y a ganar y a ganar y la bola se hizo enorme», añade Javi Sanchis.

solidez // Si algo caracterizaba a ese equipo era la solidez y la capacidad de adaptación. La mayoría de fichajes, como el del entrenador, se ajustaban a un perfil 'obrero' en la categoría. «Cuando me senté con el presidente (Antonio Bonet) y le expliqué mis planes como director deportivo, una de las cosas que le dejé claras es que el Castellón no le iba a costar dinero a final de temporada, que nos íbamos a ajustar al presupuesto, y por eso hicimos un equipo de Segunda B con jugadores de Segunda B, pero que competían en cualquier campo», cuenta Fernando. El director deportivo se alejó de nombres mediáticos para Segunda B, como solía ocurrir en el Castellón. «No quería futbolistas que estuvieran de vuelta», incide, «aunque tuvieran mejor currículum».

Con esos mimbres, Oltra acuñó un once que todavía se repite de memoria, con Oliva en la portería, Espeleta, Miguel, Mora y Palacios en defensa; Juanjo, Abel Buades, Xavi Gracia y Javi Sanchis en la media; y Quero y Marcos Estruch en la delantera. Las modificaciones también se recitaban de carrerilla. Oltra era muy de reforzar la medular a domicilio, con Navarro por Gracia, de buscar profundidad metiendo a Chito por Javi Sanchis, de adelantar a Espeleta dando carrete a Paco Mije, de utilizar a Salillas como revulsivo... Un credo eficaz y sencillo.

Desde el interior del vestuario, pronto se percibió también que el cóctel llevaba los ingredientes idóneos. «Futbolistas honrados y complementarios», resume Javi Sanchis. «Sabíamos a lo que jugábamos, éramos un equipo muy ordenado con una contra bestial y había partidos que teníamos la sensación de que era imposible que nos marcaran», añade el capitán albinegro, que sin embargo hubo de esperar dos años, al 2005 y ya sin Oltra, para lograr el ascenso.

«El año del récord quizá nos perjudicó ser campeones con tanto margen», tercia, «estuvimos meses esperando la promoción, parecía que ganábamos sin hacer nada y estábamos en una nube». El Castellón se jugó el ascenso en los dos últimos partidos de la liguilla, contra el Ciudad de Murcia, que lo bajó a la tierra de «una buena hostia». Javi Sanchis recuerda con amargura aquellos lances, pero reivindica que salieron con la lección aprendida. «Nos tocó el peor equipo posible, con sus artimañas, pero todo eso que vivimos nos ayudó para subir dos años después».

Fernando, que siguió en el Castellón hasta el ascenso del 2005 y la venta del club a Castellnou, le otorga a Oltra, «por supuesto», una «buena parte del mérito» de ese éxito. El entrenador que subió fue Álvaro Cervera, con el que repitió la fórmula. Álvaro también llegó del Catarroja sin apenas experiencia en el banquillo, con el aval de Fernando, que volvió a atreverse a salir del tópico. «Ahora soy entrenador y veo que no es fácil que un director deportivo apueste por alguien así», matiza, «porque si fichas a Mourinho y le va mal, la culpa es de Mourinho, pero si fichas a uno que no conoce nadie y le va mal, la culpa es tuya». Por suerte para el Castellón, Fernando hizo lo que creía. «Con Álvaro pasó algo muy parecido a lo que había pasado con Oltra, hablaba aún el idioma del futbolista y ese tipo de entrenador nos iba muy bien», resume Javi Sanchis, al hilo.

'el Castellón de Oltra' // Pero la influencia de Oltra en el albinegrismo trascendió a lo meramente deportivo. Su primera visita como entrenador rival se produjo en la temporada 2004/05 con el filial del Levante, recientes aún algunas heridas. Oltra disputó un segundo play-off en 2004 y de nuevo se quedó por el camino. «Se marchó al Levante porque la oferta era muy buena, su historia no terminó mal», remarca Fernando Gómez. Aquella tarde de su primer regreso, la Federación de Peñas le entregó una placa y Castalia le brindó un homenaje.

«Es incuestionable que Oltra era un icono en sí mismo», valora Guillermo Sanahuja, profesor de la Universitat Jaume I y entonces responsable de comunicación y marketing en el Castellón. «Tenía carisma y personalidad, era un tipo simpático y conectaba con los aficionados de una manera natural», describe. «Representaba un nuevo tipo de entrenador, joven y accesible, distinto a lo que solían ser antes, y consiguió enganchar a mucha gente», recuerda Sanahuja. «Aquel equipo no era 'el Castellón de Quero' ni 'el Castellón de Javi Sanchis' ni de ningún futbolista, aquel equipo era 'el Castellón de Oltra' y se le sigue recordando así», insiste. El club dobló el número de abonados en el antes y el después, de los tres mil que permanecían fieles cuando llegó a aspirar a los seis mil, y virando la dinámica. La masa social se renovó y creció. El Castellón de los récords no logró el ascenso, pero dejó un legado. «Más allá del 4-4-2, su gran aportación fue el clic que hizo en el club y en su afición», finaliza, «inició un buen ciclo».