Gil Manzano se la volvió a liar al Villarreal. Un fallo garrafal al no conceder la ley de la ventaja en el último minuto del añadido invalidó un golazo de Raba que firmaba la igualada y que determinó una derrota dura, en un partido que debió concluir en tablas. No está bien el equipo de Unai Emery, eso es evidente, porque anda escaso de fútbol y mal de inspiración, pero echó mano de orgullo y pudo haber remontado un 0-2 en contra con un poco más de fortuna y acierto arbitral.

La derrota final por 1-2 es muy dolorosa y aleja el objetivo de la Champions y lo centra en la lucha por una plaza de Europa League. Las bajas están dejando muy tocado al Submarino.

El conjunto amarillo continúa atascado en su juego ofensivo. La primera parte concluyó sin que los amarillas hubieran generado una sola oportunidad de gol. El Real Betis solo creo una… y acabó con el balón dentro de la portería de Asenjo. Pau defendió muy blando a Fekir y éste aprovechó la única llegada para adelantar al Betis en el último minuto.

ESCASO DE FÚTBOL / Al equipo de Unai Emery le está faltando fútbol y la aportación de hombres que debían ser importantes como, por poner un ejemplo, Paco Alcácer, quien está a años luz de su mejor nivel. Escasa movilidad en la punta del ataque y dependiendo solo de Gerard Moreno.

El técnico de Hondarribia tuvo que fraguar un centro del campo nuevo, con Juan Foyth, Dani Parejo y Álex Baena. Al Villarreal le llegaba solo para permanecer bien tapadito atrás y frenar al Betis, un equipo bien ordenado, con las líneas juntas y que intentaba jugar con criterio el balón. Muy al estilo Pellegrini, además con buenos futbolistas en su once.

MUCHO CANSANCIO / El Submarino llegaba más descansado al partido, pero castigado por algunas bajas sensibles y por la escasa aportación ofensiva de Alcácer, estático y poco participativo en el juego elaborado de los amarillos. El balón estaba mas tiempo en poder del Submarino, pero la defensa bética apenas sufría para mantener sus posiciones intactas. Faltaba desborde, no existía inspiración y tampoco desborde.

La primera parte transcurrió con el balón navegando por la amplia parcela del centro del campo, pero el fútbol del conjunto de la Plana Baixa era demasiado plano para hacerle cosquillas a un bloque tan bien puesto y organizado como el del conjunto bético.

EL GOL / La sombra de la ‘X’, la enfermedad que viene sufriendo este equipo de Emery, llamada Empatitis, seguía latiendo en su organismo. Ni Betis ni Villarreal contrajeron méritos para otra cosa que no fuera empatar, pero Nabil Fekir fue más listo que Pau y al descanso se llegó con un muy preocupante 0-1.

DEMASIADO CASTIGO / El combinado groguet regresó de vestuarios tal como entró: medio grogui. Y le cayó el segundo gol muy pronto, a la salida de un córner, en un balón colgado al área pequeña, coto de dominio de Sergio Asenjo, que Emerson remató cómodamente agradeciendo tantas facilidades. El 0-2 era una losa muy pesada.

Unai Emery reaccionó con un triple cambio que sonaba a intentar a la desesperada meter a su equipo en el partido. Pervis Estupiñán, Dani Raba y Carlos Bacca entraban para intentar una remontada en media hora.

Para recuperar el pulso era necesario marcar pronto. Y la esperanza se vistió de amarillo gracias a una larga revisión del VAR después de casi tres minutos de visionado de una imagen que reflejaba unas manos de Emerson.

Gerard Moreno no perdonó y puso el 1-2. Restaba tiempo suficiente pero era necesario creérselo y poner una marcha más.

LA POLÉMICA FINAL / Los amarillos se volcaron con más corazón que cabeza sobre el área del Betis. El espíritu indomable de Gerard, las ganas que puso Raba y el orgullo herido de un grupo de jugadores que no atraviesan, ni mucho menos su mejor momento, calentaban la esperanza de la remontada.

Y pudo llegar, pero Gil Manzano, en un error garrafal impropio de un árbitro de su nivel, invalidó el tanto del empate de Raba, por una falta anterior a Rubén Peña, en la que no concedió la ley de la ventaja. Y el partido se acabó.

El Villarreal sigue lejos de su mejor momento y le falta fútbol para aspirar a mucho más, pese a que lo más justo hubiera sido un empate. Un nuevo traspié.