Cuando eres más endeble que el rival, cuando le regalas dos goles a tu oponente y apenas asomas la cabeza en área enemiga cuatro veces en todo el partido, así es muy difícil ganar en Segunda División A. Es más, así es hasta casi imposible puntuar. Eso le sucedió al CD Castellón, que no levanta cabeza pese a la llegada de Juan Carlos Garrido al banquillo y que cayó ante un Girona (2-1) que se encontró con dos goles sin apenas hacer nada y navegó a sus anchas ante un rival estéril que solo inquietó al meta local al principio y al final del partido. Un bagaje muy pobre.

Dos tantos a sendos errores de marcaje, de César Díaz en un córner y de Javi Moyano en una acción en la que se reclama posible fuera de juego en la primera mitad, dejaron visto para sentencia un choque en el que hubo muy poco fútbol por uno y otro costado. Solo el gol de Señé en el minuto 85 reactivó a un equipo que, pese a ello, puso muy poco en el debe ofensivo y que se volvió con la octava derrota a domicilio de la temporada en 13 partidos.

De hecho, los orelluts no fueron capaces ni de aprovechar la mala inercia del cuadro de Francisco Rodríguez, que apenas había sumado una victoria en las ocho jornadas precedentes, pese al enorme potencial futbolístico que atesora. Los gerundenses rompieron su mala racha prolongando la albinegra, ya que el Castellón sufrió su sexta derrota en los últimos siete partidos, la cuarta consecutiva con Garrido en el banquillo.

El míster valenciano varió sus piezas de inicio, con la entrada de Carlos Delgado en la defensa, Josep Señé en el mediocentro y Arturo Molina por banda, relegando a Gálvez, Carles y Cubillas.

BUEN INICIO ‘ORELLUT’ / De hecho, la idea inicial parecía que iba a funcionar. El conjunto albinegro comenzó el partido acercándose con mucho peligro al marco del meta local Juan Carlos Martín, con un cabezazo de Josep Señé y un duro remate desde lejos de César Díaz, que mandaba a córner el cancerbero rojiblanco. Fue un espejismo.

Sin hacer nada del otro mundo, con un poco de orden, y tres jugadores que manejan bien el balón como Terrats, Monchu y Gumbau, los locales fueron imponiendo su superioridad futbolística.

El duelo parecía que estaba controlado, ya que el dominio gerundense no inquietaba al meta Whalley --titular ante la lesión de Álvaro Campos--, pero justo antes de la media hora de juego, tras un córner, el central Bernardo Espinosa le ganaba la partida a César Díaz, su hombre de marca, para cabecear a la red. Media hora de buenas intenciones al traste.

Fue el primer regalo orellut, ya que el defensa colombiano remató solo en el área rival, tras sortear a César, con un certero cabezazo al servicio de Gerard Gumbau.

Un fogonazo de Javi Moyano fue el atisbo de reacción del Castellón, que vio como en el minuto 40 recibía otro golpe, este ya mortal, en forma de gol. Yoel Bárcenas aprovechaba un genial pase de Gumbau a la espalda de la defensa albinegra, donde el panameño le robó la cartera precisamente a Javi Moyano para batir a Whalley con un disparo cruzado.

SIN APENAS MORDIENTE / Un 2-0 totalmente excesivo con el que se llegaba al descanso, pero eso es lo que pasa en una categoría tan antipática como al Segunda División A, en la que el mínimo error es penalizado en forma de gol.

No le quedaba otra al Castellón que cambiar la intensidad en busca de la machada. Garrido dio entrada a Marc Mateu y Cubillas, con el que el equipo mejoró. Pero apenas se inquietó al meta Juan Carlos. Una gran jugada tras robo de Iago Indias y buenas triangulaciones de César y Cubillas provocó el 2-1 en el minuto 85, con gol de Señé a pase genial de Rubén. Muy poco para, como mínimo, poder puntuar en Segunda División.