La cuarta entrega de Una provincia única, iniciativa enmarcada dentro del programa Endavant Província del Villarreal CF, ha sido una de las más especiales. En esta ocasión, Marcos Senna ha visitado una población muy ligada al club amarillo, sobre todo por la figura de su más ilustre embajador: Bruno Soriano. Dos jugadores con tanto y tanto en común, convertidos, por unas horas, en profesor y alumno, con el patrimonio natural, arquitectónico y gastronómico de la localidad como telón de fondo.

Senna se acerca a esta puerta de entrada de la maravillosa Serra Espadà, donde es recibido por Enrique Vilar, el alcalde. El primer edil le introduce en los tesoros que guarda Artana y, allí mismo, le cede el testigo a Bruno Soriano, que ejerce de cicerón.

Orígenes

La primera parada, cómo no, es el campo de fútbol. El Juan Montoliu Gallart conserva el conocido arco de acceso, pero la instalación poco tiene que ver con la que vio los primeros pasos futbolísticos del hijo predilecto del pueblo, un campo de tierra más que de césped natural ahora remozado y de moqueta. Allí, Senna le reconoce que en Brasil, donde nació, jugó en «campos de tierra e, incluso, descalzo, durante muchos años». El origen común de dos grandes futbolistas que, después, alcanzarían las más altas cotas. Con el Villarreal y con la selección española.

Dejan el recinto deportivo y profundizan en el patrimonio arquitectónico. Un poco de callejeo y la subida al calvario (siglo XVIII), con su característica cúpula de azulejo azul, que guarda el Cristo del Calvario, escenario, cada año, de la esperada romería.

Más arriba todavía, después de una empinada pero adecentada rampa, el castillo que custodia las alturas de Artana. Un recinto que está siendo excavado y restaurado, lo cual ha permitido que hayan salido a la luz, en los últimos tiempos, interesantes hallazgos. Como el campo de fútbol, el lugar también está muy cambiado respecto a la niñez de Bruno. «Venía a jugar desde pequeño, por lo que es un sitio donde tengo grandes recuerdos», le cuenta a su invitado de honor. «Aquí no había peligro de nada», le dice, a pesar de que el castillo está bien asentado en la montaña, en un paraje agreste. «No es como vivir en una gran ciudad», le agrega.

Oro líquido

Después de andar tanto, Bruno y Marcos descienden al casco urbano para dirigirse hacia la almazara de la Cooperativa Sierra Espadán para conocer otro de los símbolos de Artana: su aceite. El presidente, Vicente Ramón Pla, explica todo el proceso de producción del llamado oro líquido, además de las particularidades del producto elaborado con una variedad autóctona, la oliva serrana espadán, que da «un aceite con sabor suave y dulce», en palabras del propio Pla.

La visita de Senna a Bruno está tocando a su fin, pero aún queda una última sorpresa. Toca desplazarse unos pocos kilómetros en las entrañas ya del Espadà para acercarse al paraje de la Ermita de Santa Cristina, erigida también en el siglo XVIII y que es la venerada patrona de los artanenses. Un lugar que también está muy ligado a la infancia y adolescencia de Bruno. Allí, el hijo predilecto de la población le entrega a su huésped una réplica del ídolo de Artana.

Queda pendiente que Senna pueda pasar un rato con los niños y niñas de la localidad, aplazado hasta que pase la pandemia. Sin embargo, el encuentro entre dos cracks, que puede verse en el vídeo elaborado por el Villarreal CF, concluye con los dos jugadores peloteando.