La pandemia del coronavirus ha cambiado radicalmente nuestras vidas y ha modificado, puede que para siempre, muchos de los hábitos que automatizábamos de forma espontánea anteriormente. Y en el día a día de un equipo de fútbol profesional como el Villarreal todavía se extreman mas las pautas cotidianas de seguridad. Los jugadores, y también el entorno directo que se relaciona y viaja con el club, vive inmerso en una auténtica burbuja en la que los protocolos son tan estrictos como necesarios. De otra forma, el fútbol no habría sobrevivido a los efectos colaterales que ha dejado el covid. La prohibición de la entrada de público a los estadios solo es la punta del iceberg de las fuertes medidas que ha traído la aparición de un virus que nos ha cambiado la vida.

Los miembros de la expedición grogueta ya se han acostumbrado a los molestos PCR y forman parte de rutina como el desayuno o el lavado de dientes. Antes de cada partido o desplazamientos la prueba de detección del covid es obligada para todos ellos. Forma parte del mantenimiento de la burbuja, como el estricto y obligado uso de la mascarilla durante el viaje, incluso durante los partidos aunque la distancias de seguridad sean grandes. Imagen y seguridad cogidas de la mano.

Los futbolistas del Villarreal, como Carlos Bacca --en la imagen--, no pueden salir del hotel de Zagreb. VILLARREAL CF

En el hotel de concentración del equipo, del que no se puede salir ni a dar un paseo, los jugadores se mueven en zonas seguras. Las comidas son en comedores privados y las pruebas PCR también son obligadas para el personal que trabaja directamente con la expedición. Una vuelta de tuerca más a la burbuja.

 El propio Submarino extrema las medidas

Incluso, el Villarreal ha decidido, para extremar la cautela, suspender en el campo del rival en Europa la última sesión de entrenamiento previa al partido como era habitual. El equipo realiza su última práctica en Vila-real, incluida la rueda de prensa obligatoria del entrenador y un jugador, que el departamento de comunicación del club preparó con traducción simultánea del croata al español y viceversa. Como si estuviera en una sesión de la ONU.

El trayecto del hotel al campo se realiza en dos autobuses en lugar de uno, como medida para guardar las distancias de seguridad. Por último, y aunque sea en los partidos de casa, la llegada al campo se ralentiza hasta casi producirse a punto y hora de inicio del encuentro. Los futbolistas llegan en una caravana de vehículos, conduciendo cada jugador su propio coche y aterrizando en la Cerámica solo 45 minutos antes del choque. Una burbuja blindada a prueba de covid.