El Castellón empezó sin delanteros y acabó con cuatro en el campo a la desesperada. Planteó un partido contemplativo con el balón para partir del empate y esperar un golpe de fortuna. Y acabó con prisas y lanzando el balón arriba sin sentido ni cabeza. En Alcorcón (2-1) se dejó escapar una buena ocasión y se dejó la duda de si con otro planteamiento más valiente, se hubiera sacado algo positivo ante el Alcorcón que recibió un salvavidas de regalo del Castellón. Esta vez no funcionó el plan Garrido como ante el Albacete y Oviedo. Para ganar hay que arriesgar un poco más y plantear más fútbol, porque siempre la moneda no sale cara... y en Alcorcón salió cruz. La parte positiva es que el Castellón sigue dependiendo de sí mismo y quizás sea momento de replantearse un cambio de método. 

Si las cosas van bien, para qué cambiarlas. Con ese ideario planteó Garrido el partido. El Castellón salió en Alcorcón sin delanteros natos, confiando la tarea de atacar a Rubén Díez, un centrocampista, y a Jorge Fernández, antaño interior o extremo. Garrido ha minimizado los errores en defensa, cortando la tenencia de balón que tanto le gustaba a Cano y le salía a error/gol por partido de media. Con ello se ha frenado la sangría.

Crear peligro y generar juego ofensivo ya es otra cuestión. Pero con esa teoría, se ha salido del descenso. Eso era el plan de salida. Y voló por los aires a los cuatro minutos, cuando el Alcorcón encontró una mina de oro por el carril derecho, donde se fabricó el 1-0, sorprendiendo Xisco Jiménez que se adelantó a todos y libre de marca batió a Óscar. 

El Alcorcón salió en tromba y superó al Castellón en todas las facetas del juego. Al equipo de Garrido le duraba muy poco el balón en los pies, pero la misión de juntar líneas y dejar pocos espacios que su entrenador les había encomendado se cumplía perfectamente. El problema es que el marcador estaba en contra y se seguía sufriendo demasiado ante uno de los colistas de Segunda A y con estadísticas goleadoras muy pobres. Con ello, con Nwakali como conductor e ideólogo del juego en la medular, el Alcorcón mandaba en el juego y en el marcador. 

Una igualada esperanzadora

Pero si una virtud tiene el Castellón es que es un bloque muy peligroso a balón parado. Aún con la ayuda de Xisco, quien prolongó el balón como si fuera un delantero en su área y no un defensa hacia el segundo palo donde Lapeña entró como un obús y empató el partido. Garrido volvía a tener el partido como le gusta a su plan. Igualdad y a esperar una contra o una acción aislada. Eso sí, asumiendo riesgos al entregar el balón al rival. El Alcorcón tuvo dos buenas ocasiones, una que desbarató Óscar y un tiro de Marc Gual que lamió el palo. El Castellón jugaba con fuego y como en los dos últimos partidos apenas pisaba área. Un eslalon individual de Jorge Fernández fue el único aviso de cierto peligro para Dani Jiménez. Y con tan poco bagaje se alcanzó el descanso con el único salvoconducto válido que suponía el 1-1. 

La aspiración del planteamiento de Garrido era conservar el empate y confiar en una contra y que el trébol de cuatro hojas acompañara al Castellón. Y se empezó bien la segunda parte. Rubén Díez sacó un conejo de su chistera mágica y filtró un pase de talento para que Marc Mateu estuviera a punto de marcar, pero Dan Jiménez mostró que es un gran portero. Y poco más.

Después especulación defensiva, repliegue total y esperar una contra. El conformismo albinegro conllevaba riesgos. Una falta tonta en la frontal del área fue lanzada magistralmente por Nwkali. El Castellón pagaba cara su racanería. 

Garrido pasó del blanco al negro en el cuarto de hora final. De forma convulsiva, el Castellón pasó de jugar sin puntas a tener cuatro en el campo con la salida de César Díaz y Juanto en una primera tanda y luego de Jonatan Soriano y Zlatanovic. 

No quedaba otra que intentar exprimir los 15 minutos finales, después de haber especulado con el resto sin intención alguna de atacar. Y a la heroica se lo jugó todo el Castellón. Y dispuso de esa ocasión aislada a la que siempre juega Garrido. La tuvo Iago Indias en la última acción pero su remate se marchó fuera... y con ella una oportunidad de oro para poner tierra de por medio con el descenso. El destino del Castellón será sufrir hasta el final. En Alcorcón se hizo muy poco para ganar. Ni tan siquiera para empatar.