Dos errores de bulto ensombrecieron un buen partido del Villarreal que no mereció ayer tanto castigo ante el Barça (1-2) en lo que supone la segunda derrota consecutiva en el Estadio de La Cerámica en Liga.

La apuesta del Villarreal era Europa, pero en esta ocasión por la vía Liga. Emery no pensó en otra cuestión que no fuera pelear por una de las dos plazas de la Europa League (5ª y 6ª), que se le han complicado tras la derrota ante el Alavés. Y salió con sus primeras espadas, salvo Pedraza, con molestias, relevado por Alberto Moreno.

Y valiente también la pose en el terreno de juego ante un Barça que está en un gran momento y, además, se juega el doblete. La partida se jugó con las cartas descubiertas, de tú a tú y sin miedos mutuos. Lo previsible era ver un buen fútbol pues el estilo de ambos se basa en tratar bien el balón.

El Submarino necesitaba tener mucho acierto en sus llegadas y no cometer errores de trazo fino en defensa. Sí, los detalles, ese termino tantas veces acuñado en el fútbol hasta convertirse en un tópico, pero que al Villarreal le han castigado con contundencia durante la temporada. La pena de tanto fallo suelto en medio de grandes actuaciones colectivas ha sido una sangría de puntos que le alejaron de la pugna por la cuarta plaza y le han complicado la pelea por una plaza de Europa League.

Homenaje a las chicas del Villarreal Femenino con camisetas conmemorativas de su ascenso a Primera Divisón. MANOLO MEBOT

Y es que los amarillos tuvieron contra las cuerdas al Barça durante algunas fases, pero también estuvieron en la lona en ciertos momentos. El partido mantuvo una igualdad máxima y se disputó sin fajas tácticas, siempre libre para el talento individual cualidad que sobraba en ambos equipos. Pero al Submarino le faltó el plus Gerard, un bonus necesario para ganar al Barça, en el que no brilló Messi, pero si lo estuvo Griezmann

Ocasiones hubo. Gerard tuvo la primera y luego De Jong vio como Asenjo le sacaba un balón desde la línea de gol. El Barça tejió sociedades de apoyos constantes generando una superioridad en el centro del campo que desarboló a los amarillos con llegadas. Tampoco lo pasó bien el conjunto culé cada vez que los groguets se sumaban al ataque. La chispa y el desborde de Chukwueze fueron un incordio.

El nigeriano dibujó un Picasso futbolístico. Un gol de fantasía desde el inicio, con la salida de Paunbauer desde atrás con una fuerza descomunal y con un pase en profundidad para Samu, que superó a Ter Stegen y casi sin ángulo le batió con cierto suspense.

Pero la alegría duró apenas minuto y medio. Una salida mal calculada de Asenjo se lo puso muy fácil a Griezmann, que solo con acariciar el balón batió por arriba al portero palentino. El segundo regaló llegó poco después. Este fue de trazo grueso en un pase hacia atrás de Foyth que recogió otra vez el francés para firmar el 1-2. El Barça recogió los regalos y los empaquetó con un lazo. El detalle de Sant Jordi llegó dos días después. 

El Villarreal no tiró la toalla. Nunca lo hace. Otro detalle esta vez del árbitro, expulsando con rigurosidad ejemplar a Trigueros, dejaba en inferioridad al Submarino durante media hora. Ni con 10 jugadores cedió terreno el equipo de Emery. Y hasta Capoue tuvo el empate pero Ter Stegen desvió el balón con la bota al caer. 

Otra derrota más en La Cerámica. Los errores puntuales siguen lastrando a un equipo que juega muy bien al fútbol pero que se desangra en jugadas aisladas. El jueves vuelve la pelea por Europa. El Arsenal es el último obstáculo para la final. ¡Sin errores por favor!