Revancha deportiva, pero revancha al fin y al cabo. Unai Emery en lo personal y el Villarreal en lo colectivo buscan este jueves su particular desquite con el Arsenal. El entrenador guipuzcoano, porque no pudo desarrollar su proyecto en el Emirates, prontamente destituido; y el Submarino, por las eliminatorias perdidas frente a los gunners, sobre todo las semifinal de la Champions del 2006, pero sin olvidarse de los cuartos de la misma competición de tres años después.

Emery, Míster Europa League por los tres trofeos que ha levantado (todos ellos con el Sevilla, en las ediciones consecutivas de 2014 a 2016), fue fichado por el Arsenal en mayo del 2018. En la temporada siguiente, su única completa, colocó al Arsenal quinto en la Premier, pero le menoscabó la final de la Europa League perdida, apenas sin oposición, frente al vecino Chelsea (4-1), resultado que empezó a pesar en la familia propietaria del club que, menos de tres meses después de haber iniciado la siguiente campaña, a finales de noviembre del 2019, en un fútbol inglés que tradicionalmente apostaba por mantener a sus entrenadores (si no, que se lo digan a Arsène Wenger, quien permaneció ¡22 años! al frente de los gunners), optó por destituir al vasco luego de encadenar siete encuentros sin ganar, con el equipo del norte de Londres en la octava plaza.

El jardín de Unai

Emery busca su repóquer de finales en la Europa League y el cuarto título en el palmarés de un torneo donde, además, posee el récord absoluto de partidos dirigidos (105, con el de mañana). Se trata de su competición fetiche, puesto que en seis temporadas completas, el técnico de Hondarribia ha llegado a cuatro finales, siendo campeón en tres y teniendo como peor actuación la eliminación en los cuartos de final en su debut con el Valencia. De sumar ese cuarto título, ahora a los mandos del Villarreal, superaría al italiano Giovanni Trapattoni, quien levantó dos títulos con la Juventus (1977 y 1991) y uno con el Inter de Milán (1993), entonces cuando todavía se llamaba Copa de la UEFA.

Trayectoria inmaculada

Emery y el Villarreal, en el Emirates, serán fieles a sí mismos en una inmaculada trayectoria que les ha llevado a las puertas de la final. Trece partidos sin perder (contando el 3-0 de la UEFA frente al Qarabag), nueve victorias consecutivas (sumando ese mismo resultado), las tres eliminatorias resueltas vendiendo tanto en la ida (a domicilio, sin encajar un solo tanto) como en la vuelta... Ni siquiera las bajas del lesionado Juan Foyth ni de Étienne Capoue (expulsado el pasado jueves) le servirán de excusa para cambiar el planteamiento. Mario Gaspar y Francis Coquelin se presumen como las únicas variaciones respecto al equipo que ya mereció una victoria muchísimo más amplia que el 2-1.

El Villarreal dejó escapar vivo al Arsenal, eso lo reconoce cualquiera. Así que la venganza por lo sucedido hace 15 y 12 años, respectivamente, queda a expensas de lo que pase mañana en Londres. Lo del 2006 fue el fin del sueño del humilde, que se quedó a once metros de la gloria, el penalti de Juan Román Riquelme no neutralizó el 1-0 de la ida y... Tres años después, en la antepenúltima ronda, el Submarino comenzó mandando en El Madrigal, pero el Arsenal sacó un 1-1 que luego remachó en el Emirates con el 3-0.

La sensación es que es esta vez. Que el Villarreal está más cerca que nunca de su primera final europea. O, por lo menos, al nivel del 2006 por lo ya relatado o lo de hace cinco años, cuando el resultado de la ida era, incluso, superior a este, pero el Liverpool le dio la vuelta al 1-0 con el 3-0 en Anfield.

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Un rival con mucho lastre

El buen momento del Submarino, unido a los problemas del Arsenal, deportivos (lejos de la zona europea en la Premier) y extradeportivos (protesta por la inscripción en la Superliga, la multimillonaria oferta de compra...), refuerzan las opciones de los amarillos de estar en la final de Gdansk del 26 de mayo, presumiblemente con el Manchester United, que viaja a Roma con la eliminatoria resuelta tras el 6-2 de Old Trafford.