Garrido me genera serias dudas de definición de su personalidad futbolística. No sabría decir si el actual entrenador del CD Castellón es un arrogante o sabe muy bien lo que hace, si es un barraquero o mueve sus piezas a tenor de la calidad que él considera posee su plantilla, ni tampoco si realmente su estilo es el que están poniendo en práctica en Castalia o, simplemente, ha tenido que amoldarse a las circunstancias.

Lo único cierto es que Jordi Bruixola ha puesto todos los huevos en una cesta, la del técnico valenciano y, por ende, también los de Vicente Montesinos. Este Garrido, desde luego, no se parece en nada, al de sus anteriores experiencias en el banquillo, donde sus equipos siempre proponían un fútbol más alegre y ofensivo, incluso en ocasiones demasiado. Por ello, me confunde el cambio tan radical de propuesta. Es un clamor entre la afición que el Castellón sale al cero a cero todos los partidos a la espera de una ocasión certera de gol casi de forma exagerada. La suplencia de algunos futbolistas, como Marc Mateu por ejemplo, es difícilmente masticable si quieres proponer fútbol.  

Restan cuatro partidos para la conclusión y agotaría los calificativos para catalogarlos de decisivos, finales, claves para el futuro del club... Ponferrada, Zaragoza, Rayo y Málaga. El Castellón está en la frontera del descenso, fuera por la diferencia general de goles con el Logroñés. Se han desperdiciado muchas balas con Alcorcón, Logroñés o Cartagena, rivales de igual nivel. Y ante ellos se han generado ocasiones de gol que contaría con los dedos de una mano. Ahora no hay margen de error. 

Nunca les conté que la empresa de la salvación iba a ser fácil. Desde el minuto 1 lo tenía claro y me atreví a calificar la salvación como un ascenso. Se cometieron errores de planificación con una plantilla muy larga. Luego se rectificaron y los fichajes de invierno, para las posibilidades que tenía el club, no han sido malos. Y creo que el Castellón puede competir de tú a tú con sus rivales directos. Los cuatro recién ascendidos están en un pañuelo: Cartagena (42 puntos), Castellón y Logroñés (41) y Sabadell (40). por debajo Lugo y Albacete con 37 y 36 respectivamente, con el Alcorcón con 42 igualado con los cartageneros. Lo positivo es que el Castellón depende de sí mismo. Mi esperanza es que Garrido confíe mucho más en los recursos que tiene ahora mismo y todo no se porfíe al 0-0, porque ya no hay tiempo para jugar a la ruleta.

¿Confió en la salvación? Sin ninguna duda, sí, porque el calendario nos puede favorecer, siempre que podamos colocar los huevos de la gallina en alguna cesta más, por si acaso en el camino se nos cae y nos quedamos sin la puesta. Garrido llegó para salvar al Castellón y, de momento, el objetivo estaría cumplido. Hay mucho en juego y ahora sí que creo que existen mimbres para continuar en Segunda. Por ello, debe existir algún plan más que jugar al 0-0. PPO.