Fernando Roig llegó ayer tarde a Gdansk junto a sus hermanos y formará en el once gigante del Villarreal. Un once formado por millones de seguidores en el mundo que tendrán en su corazón al pequeño club de una ciudad de 50.000 habitantes, que aspira hoy a ser la población con menos habitantes que gana un título europeo. Lo tuvo en la mano Mónaco pero no lo logró. 

Hoy puede lograrlo ese pequeño reducto futbolero situado en un pueblo, dicho con todo el cariño del mundo como los propios vila-realenses como Pau denominan a su ciudad, y con el mismo afecto que yo lo comparo siempre a la aldea gala de Asterix y Obelix de los tebeos de mi infancia, que siempre mantenía su orgullo frente al imperio romano. 

Si un jugador representa este orgullo es Pau. No pude dejar de emocionarme al oírle hablar ayer en la previa de Gdansk. Un periodista inglés le preguntó sobre su posible futuro en el Manchester United o en el City y su respuesta fue contudente: «Solo pienso en el equipo de mi pueblo con el que tengo contrato». Es el día del Villarreal. A nadie se le escapa quién es el rival. Sí, pero el Manchester se enfrentará a La Il·lusió de tot un poble. Sí, llevó días escuchando a Serrat: Hoy puede ser un gran día, plantealo así. Nervios, sí, ilusión, también. Endavant!