Muchos años lejos de casa, horas y horas de entrenamiento, viajes eternos para desplazarse a los partidos y bajas remuneraciones económicas. Todo por un sueño, por una pasión: jugar al balonmano. Esta es una parte del sacrificio y la perseverancia de la almazorense María Flores Adsuara (29 años) y la ondense Clara Gascó Arranz (20 años), quienes recientemente han conquistado la Copa de la Reina con el Club Balonmano Elche. «No teníamos nada que perder y estoy muy orgullosa por el equipo. Dimos el petardazo por el lado difícil del cuadro y somos campeonas», relata María Flores, la capitana, e hija de la mítica Ana Adsuara, una excelente jugadora de balonmano que hizo carrera con el Seguros Mades Onda en la década de los 80 y que también fue campeona de España. 

El título, que se logró tras vencer en la final al Valladolid (32-26), es especial por diferentes motivos. Es el primero que gana el Elche como club desde su fundación en 1958 y el primero que logran alzar tanto María como Clara. También es especial por la particularidad del club ilicitano, que es uno de los más modestos y cuenta con uno de los presupuestos más bajos de la categoría. «Nos cuesta asimilarlo. Nadie daba un duro por nosotras, pero creíamos en ello, llegamos a la final y nos salió de cara», recuerda la jugadora ondense. 

Además, no ha sido una temporada nada fácil. De hecho, el Elche tuvo que abandonar la competición europea (EHF) debido a que varias jugadoras dieron positivo por covid y no se pudieron aplazar los partidos. Pero el destino les tenía guardada una última baza y les acabó brindando otra oportunidad ya que, tras ganar la Copa de la Reina, volverán a competir en Europa la próxima temporada. 

El largo camino de la capitana

María Flores recuerda con orgullo sus primeros pasos en el Almazora. De ahí pasó al Castellón y en la etapa de juvenil recaló en el Sagunto, donde se proclamó campeona de España. Sin embargo, tuvo que abandonar el club para empezar la universidad. Los estudios eran su prioridad y se marchó a Elche a cursar el Grado de Ciencias de la Actividad Física en Elche. La almazorense asegura que no pueden vivir del balonmano: "Tenemos que compaginarlo con el trabajo o el estudio Lo hacemos porque nos gusta y es nuestra pasión". En ese momento, el balonmano pasaba a un segundo plano, pero no lo dejó de lado. Se apuntó a un equipo Torrellano, y al poco tiempo la llamaron del Elche para jugar en un equipo de Primera División.

Desde entonces la central no ha cesado de crecer y progresar hasta convertirse en la capitana. El club creció de su mano, puesto que hace cinco años luchaban por descender de categoría, pero sufrieron un cambio espectacular desde la llegada al banquillo de Joaquin Rocamora. El pasado curso se quedaron con la miel en los labios, logrando el subcampeonato de la Copa y de la Liga Guerras Iberdrola. Un final sabor agridulce, ya que María recibió el premio a la mejor defensora de la categoría, pero este ha conseguido una Copa que jamás olvidará.