Vila-real, Ciutat de la Salut i de l’Esport. El eslogan que promociona turísticamente la marca de la población adquiere otra definición al hablar de ciclismo: Municipi de campions. Referentes en el mundillo del pedal con nombre y apellido. Sebastián Mora (33 años), Sergio Serrano (16) y Héctor Domínguez (14). Presente y futuro, el jefe y sus dos herederos, sus sucesores, los reyes de la pista en definitiva. Son como una familia. Se conocen, se apoyan, entrenan juntos y disfrutan de los éxitos de cada uno como si fueran propios.

El primero no necesita presentación. Seis veces campeón europeo, un título mundial (además de tres platas y dos bronces en los Mundiales), doble diploma olímpico (6º en Londres-2012 y Tokio-2020) y ocho coronas nacionales. Es uno de los ciclistas más laureados dentro del panorama internacional (¡cuánto se le echará de menos el día que cuelgue la bicicleta!). Muy pocos pueden presumir de ese impresionante palmarés, pero pese a su estatus de estrella mundial de los velódromos, el corredor del Movistar es el más llano de los mortales. Con esa cercanía y experiencia, Sebas apoya a dos vecinos que están llamados a sucederle algún día.

Sergio y Héctor muestran orgullosos sus medallas ganadas en el velódromo de Galapagar.

En el equipo del campeón del Giro de Italia

Respetando la edad, Sergio Serrano aparece primero en la escala de sucesión. Este joven vila-realense que estudia en los Carmelitas se acaba de proclamar campeón de España cadete en la modalidad de persecución por equipos, en un cuarteto que representaba a la Comunitat Valenciana (triunfadora en los Nacionales con 14 medallas) donde también estaba su amigo y siguiente en la dinastía sucesoria de Mora: Héctor Domínguez. Serrano, que regresó a Vila-real con otra plata en velocidad (su especialidad), lleva el ciclismo en la sangre inculcado por su padre, otro gran apasionado de este deporte. Prepara el salto para pasar a júniores el próximo año y no pierde el tiempo, rodando en altitud (1.600 metros) por Valdelinares estos días. Además del apoyo de Mora, Sergio está enrolado en el equipo de otro grande del pelotón internacional, Stefano Garzelli (48 años), un excorredor italiano ganador del Giro en el 2000 que trasladó su residencia a València.

Héctor es el tercer campió de Vila-real. En Galapagar, tierra de arte, territorio del torero con mayúsculas José Tomás, Domínguez hizo buenos los presagios de Sebas Mora cuando tras compartir varias salidas con la grupeta Pasarela Lucciola vio potencial en el chaval y decidió invitarle para que le acompañara a entrenar al velódromo de Valencia. Allí lo llevó como queriendo decir a los entrenadores: «Os traigo un diamante, cuidarlo». En menos de un año, ahí están los resultados. Campeón de España por equipos y dos medallas de bronce individuales (puntos y persecución).

Héctor tira del cuarteto del equipo de la Comunitat Valenciana con Sergio a su rueda. RFEC Twitter

Del balón al sillín

Héctor, que estudia en la Fundació Flors (quiere hacer Medicina Deportiva), cambió el fútbol (era defensa en les Alqueries) por los pedales 12 meses atrás. «Llegó mi padre con una bicicleta de competición que compró a Sergio (Serrano) y dije, esto es lo mío», recuerda el ciclista del equipo PC Pinedo. Luego apareció Sebas y completó la sorpresa: «Me vistió. Me regaló las zapatillas, el culotte, el maillot... todo».

Su feeling es total, hasta el punto de que el día que Mora competía por medalla en Tokio, con Andrés, el padre del chaval, pendiente de la tele en el Termet siguiendo los Juegos y del teléfono esperando la llamada de su hijo, Héctor luchaba por el oro en Galapagar, con Yoana, la madre, la sufridora de la familia (los chicos hablan de vatios y kilómetros y ella solo teme por los duros entrenamientos de invierno a las 7.00 de la mañana, casi de noche), esperando noticias.