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OPINIÓN

La opinión de José Luis Lizarraga | Golpe al fútbol femenino

Jugadoras del Villarreal CF femenino durante la protesta.

Cuando me dicen que el fútbol femenino no tiene nada que ver con el masculino, esgrimo una mueca de disgusto. No es justo valorar o poner a juicio la capacidad de nadie. Entre otras cosas, porque la mujer lleva mucho tiempo peleando por romper techos de cristal y tabúes del Paleolítico, y por lograr el derecho a la igualdad que toda persona merece, sea cual fuera su raza, creencias, ideas o condición económica. Es una pelea por la justicia. Y justicia implica castigar cualquier política discriminatoria. El fútbol femenino es un deporte joven, con muchos años de desventaja frente al de los hombres. Afortunadamente ya se van rompiendo muchos anacronismos.

Y las futbolistas siguen creciendo en su deporte y pelean desde hace años por poder practicarlo en la élite profesionalmente. El Comité Superior de Deportes (CSD) dio luz verde a la liga profesional femenina el pasado 15 de junio. Un paso más para que las mujeres continúen con su progresión en este deporte y en un futuro no muy lejano se acaben con las tremendas desigualdades que existen en la Primera Iberdrola, con goleadas que no benefician a la competitividad. 

Y el viernes llegó la cacicada del parche de la RFEF. Una extorsión no disimulada a clubs como el Villarreal, Levante y Real Sociedad. Conozco, y profeso un gran cariño a Sara Monforte, entrenadora del Villarreal. Ella, como otras muchas mujeres de su generación, ha trabajado y luchado a muerte por levantar este deporte. Es una profesional cualificada, estudiosa y enamorada del fútbol. Ella, y el grupo que dirige, lucha en un año muy complicado como recién ascendidas (derecho ganado en el campo del fútbol) y recibieron un fuerte castigo de tres puntos de sanción por no llevar un parche en su camiseta con el logo de la RFEF. Y un día después tres más, que ya son seis, dejando al Villarreal con puntos negativos en la clasificación por no lucir el anagrama del ente federativo, no obligado en una competición profesional. Siento indignación absoluta porque lo considero una medida de presión desproporcionada

Al final todo se traduce en un miedo a perder cuotas de poder de la RFEF ante la inminente constitución de una Liga profesional femenina que se está ralentizando, cuando la federación solo debería ser un órgano transitorio de gestión. Las futbolistas de forma unánime han realizado un plante de 30 segundos en todos los partidos de la jornada como medida de protesta, primero por las sanciones exageradas al Levante, Villarreal y Real Sociedad, que se extendieron también en forma de multa al Valencia, Betis y Rayo Vallecano; y luego por sus derechos. La guerra del parche es un grave ataque al deporte femenino, que ha pagado las cuitas internas de la Federación y LaLiga, es decir, de Rubiales y Tebas. La extorsión es el peor mecanismo y me recuerda aquello de la letra con la sangre entra. 

«La RFEF debe dejar de obstaculizar el crecimiento del fútbol femenino, de aplicar una política de persecución y castigo a todo aquel o aquella que no comulgue con sus intereses, y de pisotear al fútbol femenino y a las futbolistas», así reza el comunicado de la Asociación de Clubs de Fútbol Femenino (ACFF). No se puede explicar mejor el problema. Cacicadas y extorsión, no. Respeto a la competición. Ellas van a ganar la batalla. Una más. Por supuesto que sí. Los seis puntos de la vergüenza. 

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