España ha revalidado este sábado el título de campeona de Europa masculina de hockey sobre patines. El equipo dirigido por Guillem Cabestany, que se estrenaba en el cargo, ha vuelto a derrotar a Francia, su último rival en la liguilla previa, por 2-1 y tras dos prórrogas, y ha logrado así la 18ª corona continental de su historia, cada vez más cerca de Portugal (21). La selección lusa, anfitriona de un torneo disputado en Paredes, sigue clamando por un 'biscotto' que, denuncian, les dejó sin final.

Francia nunca ha ganado un Europeo y su última final databa de 1931, pero los españoles tenían claro que no podían fiarse. En la última edición ya fue cuarta y en esta logró derrotar en las dos primeras jornadas a Italia y Portugal y llegó invicta a la última, unos resultados que no pueden ser fruto de la fortuna. La final lo demostró.

Los hermanos Di Benedetto

España, que defendía el título logrado en A Coruña en el 2018, tuvo en Carles Grau, el portero, a su mejor hombre. Sus paradas fueron decisivas para mantener a España en pie ante una Francia que fue creciendo a medida que pasaban los minutos. Hasta que, en la segunda mitad, los galos se adelantaron con un trallazo de Bruno di Benedetto, mellizo de Roberto, hermanos menores de Carlo, todos ellos de padre italiano y madre coruñesa pero de nacionalidad francesa.

César Carballeira, de penalti, logró el empate a 11 minutos del final, aunque fue otra parada milagrosa de Grau a 10 segundos del final lo que permitió a España ir a la prórroga. La igualdad se mantuvo en la primera, y en la segunda un gol de listo del asturiano Toni Pérez, que encontró una pelota suelta, le dio el título a España.

El comunicado de Portugal

Portugal debía disputar antes el partido por el bronce contra Italia, pero la aparición de dos positivos por covid en sus filas obligó a cancelar el choque. La campeona del mundo, en cualquier caso, sigue denunciado que España y Francia pactaron el resultado del viernes (o renunciaron a atacar con el 1-3 en el marcador) para apearles de la final. Ese resultado beneficiaba a los galos porque, pese a perder, les metía en el último partido por el golaveraje (antes había derrotado por 5-3 a Portugal) y también a España, pues lucharía por el oro contra un rival a priori inferior al conjunto luso. La lógica dictaba que ninguna de las dos debía arriesgar.

La federación portuguesa afeó en un comunicado el "antijuego" desplegado por España y Francia el viernes, y mostró su rechazo a unos "hechos que contrarían los propios valores del deporte y de la competición". Los árbitros detuvieron el juego dos veces para reclamar a ambas selecciones que mirasen a portería e incluso amonestaron con cartulina azul a sus respectivos capitanes. "Negar competir es la antítesis de aquello que debe ser la excelencia de los equipos, de sus jugadores y de sus entrenadores. Ayer, las selecciones nacionales de Francia y España no aplicaron los valores de la ética y el juego justo", denuncia la federación lusa.