Segunda fuga en una semana en Valencia relacionada con el Mundial de balonmano femenino. En esta ocasión, la jugadora que ha huido durante el torneo, que se celebra en España -la Comunidad Valenciana alberga tres de las cuatro sedes-, es el ala derecha del equipo iraní. La deportista, de 30 años, habría sido coaccionada por su marido horas antes de su desaparición, por lo que todo apunta a que su ausencia está relacionada con ese hecho.

Hace una semana, tal como informó Levante-EMV, diario del grupo Prensa Ibérica, el mismo que este periódico, fueron cuatro jugadoras del equipo de Camerún quienes aprovecharon su estancia en el Hotel Sercotel Sorolla Palace para subirse a un taxi y desaparecer sin previo aviso al resto de sus compañeras.

En esta ocasión, la huida de la iraní se habría producido en la mañana del pasado martes, solo un día después de que jugara con su selección precisamente contra el equipo camerunés, encuentro que ganaron las africanas por un contundente 32-17 en un encuentro disputado en Llíria.

Las compañeras de la ala derecha del equipo avisaron a su entrenador, quien dio la voz de alarma a media mañana. Acto seguido, el representante de la selección femenina de balonmano de Irán acudió a una comisaría de la Policía Nacional en Valencia e interpuso una denuncia por su desaparición, sin que en estos momentos, 24 horas después de su ausencia, haya podido ser localizada, según las fuentes consultadas por este diario.

Según el representante, la noche anterior a su desaparición, la del lunes 13, la jugadora, cuya identidad omite este diario ante la posibilidad de que la joven esté buscando refugio como posible víctima de violencia de género o simplemente haya huido por la coacción recibida, habría confesado a una compañera de equipo que su marido le habría dicho esa noche, tras el partido, que abandonase el equipo y no jugase más a balonmano. La Policía está tratando de localizar tanto a la deportista, de 30 años, como al marido, del que no ha trascendido si acompañaba a la selección o permanece en su país.

La jugadora confesó lo ocurrido a su compañera justo después de llegar al hotel, el mismo en el que se aloja Camerún y precisamente tras regresar del partido contra la selección africana dentro de la vigesimoquinta edición del Campeonato Mundial de Balonmano Femenino que se disputa en España -Llíria, Castelló, Torrevieja y Granollers- desde el pasado 1 de diciembre y que concluirá el próximo día 19.

La semana pasada, la selección iraní se convirtió en el centro de atención mundial después de que su portera, Fatemeh Khalili Behfar, fuese reconocida como la mejor jugadora del partido con el trofeo MVP (siglas en inglés de most valuable player), a pesar de haber encajado 41 goles contra Noruega.

Las lágrimas de Behfar y los aplausos no solo del público presente en el Pabelló Ciutat de Castellón y de sus compañeras, sino también de todo el equipo contrario, llenaron de emoción el parquet castellonense por el significado de ese reconocimiento, que llega tras la polémica vivida por las jugadoras de la selección iraní de fútbol en noviembre pasado, cuando Jordania acusó a la portera contraria de ser un hombre y la conminó a quitarse el hiyab (pañuelo) de la cabeza para, según ellos, comprobar si era o no una mujer.