El Periódico Mediterráneo

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BARRACA Y TANGANA

Árbitros de gol

Podría ser un gran lema para mí, para la liga turca y para casi todo: una cosa es lo que pensamos ser y otra lo que acabamos siendo

Árbitros de gol

De vez en cuando me acuerdo de los árbitros de gol. Mi colega Javier Aznar me preguntó el otro día por el cuarto árbitro, porque quería saber qué hacen exactamente en el fútbol los cuartos árbitros, pero a mí me da igual el cuarto árbitro. A mí me interesan los árbitros de gol e imagino que de algo os sonarán todavía los árbitros de gol. Si lo piensas un poco, no hace tanto tiempo de su aparición. Los colocaron cerca de las porterías, intentaban no molestar y causaban sensación. Más o menos como yo en las reuniones familiares, pero sin lo de causar sensación.

Esos árbitros veían el partido junto a la línea de fondo y nadie sabía muy bien qué esperar de ellos, pero seguro que un montón de personas de esas que siempre ‘saben’ ‘todo’ les aconsejaron que se especializaran en lo de ser árbitro de gol. Que no les faltaría trabajo, que el futuro del fútbol pasaba por los árbitros de gol, que sería un sector con mucho crecimiento e inversión. Que los niños en los colegios ya no querían ser futbolistas sino árbitros de gol. Que a Steven Spielberg le emocionó una historia sobre un árbitro de gol. Que las ayudas europeas iban a primar la figura del árbitro de gol. Que sería imposible lo que pasa hoy: ya nadie se acuerda de los árbitros de gol. En realidad, creo que se llamaban jueces de área los árbitros de gol.

Me pregunto qué será el equivalente a los árbitros de gol en el fútbol de hoy. Intuyo que algo que no se ve, pero da dinero, algo relativo a fichar, alguna maquinita de esas que agita los datos en una coctelera y te dice quién es bueno, quién es malo y quién es peor. Existen clubes carísimos por ahí con plantillas que parecen construidas por niños rata que no han visto jamás un partido de fútbol entero, con decisiones tomadas en función de los atributos de un videojuego, por cuentapases, sumakilómetros y demás invenciones modernas del fuego.

Misterios

Uno de los misterios del fútbol son esos jugadores de los que se empieza a hablar tanto y tan bien que se instalan en un estatus mental colectivo que no se corresponde con sus méritos. Su irrupción suele ser tan llamativa como discreta su retirada, con el tiempo. Me pregunto a quién nos sorprenderá encontrar dentro de unos años en fotografías antiguas de partidos importantes. Quién será ese que al verlo pensemos ‘este cómo pudo estar ahí’, en la élite. En las convocatorias de España, en cada Mundial, suele haber alguno así, que envejece regular en el recuerdo. En los clubes ingleses que no saben qué hacer con tanto dinero se esconden cuatro o cinco futbolistas de este tipo debajo de cada piedra. Juraría que en la liga turca tienen un espacio exclusivo para ellos, la cuota de los míticos, una gran reserva.

Si hablamos de periodismo, para variar, quizá todos seamos ya árbitros de gol y no nos hayamos dado cuenta, o quizá no. Llevo casi veinte años en esto y la primera semana me dijeron que no había futuro, que aún estaba a tiempo de estudiar algo más seguro como lo del árbitro de gol. Cuando iba al colegio leí ‘Territorio comanche’ y fantaseaba con ser reportero de guerra. Ahora me envían a Vistabella a hacer un reportaje y me mareo por el camino porque hay muchas curvas en la carretera. Podría ser un gran lema para mí, para la liga turca y para casi todo: una cosa es lo que pensamos ser y otra lo que acabamos siendo. 

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