La búsqueda del equilibrio económico se ha convertido en unos de los grandes caballos de batalla del fútbol mundial en los últimos 15 años. En una época en la que los ingresos de los clubes han crecido de manera exponencial, las competiciones han incidido en la necesidad de controlar la viabilidad de los agentes de la industria y garantizar un equilibrio competitivo que evite agravios comparativos y colapsos económicos como los que se vivieron las dos décadas anteriores.

El problema para federaciones ligas siempre ha sido cómo poner el cascabel al gato, cómo buscar el equilibrio entre la flexibilidad que necesitan los clubes para responder ante situaciones coyunturales y la necesidad de aplicar normativas que no permitan el aprovechamiento de vacíos legales.

Especialmente por parte de los llamados clubes-estado, que en la práctica cuentan con una capacidad de gasto casi ilimitada debido a su condición de agentes propagandísticos, frente al resto de clubes, en su inmensa mayoría empresas privadas que buscan la rentabilidad económica a través de su actividad.

La pandemia

Este tipo de controles han sido especialmente difíciles de aplicar durante los dos últimos años debido al impacto de la pandemia en la vida económica de los clubes. Situación que ha llevado a una flexibilización forzosa de los límites y controles impuestos para permitir que los clubes más afectados por el Covid-19 pudieran continuar con su actividad.

A nivel europeo, la UEFA decidió aplicar desde el año 2010 lo que denominó como 'fair play' (o juego limpio) financiero, un mecanismo cuyos detalles han ido variando a lo largo del tiempo, pero que se basaba en garantizar que los clubes no acumulaban pérdidas significativas en periodos de tres años. O que estas eran convenientemente cubiertas por la propiedad, con limitaciones.

Esta medida se demostró eficaz en la mayoría de casos, pero se topó con la realidad del desembarco de los países del Golfo Pérsico en el fútbol continental, además del anterior de Roman Abramovich en el Chelsea. Entidades que podían gastar sin control porque posteriormente sus propietarios, de una manera u otra, iban a aportar el capital necesario para equilibrar sus balances.

Patrocinadores

La UEFA buscó mecanismos para limitar esas prácticas. Una de ellas fue evaluar que los acuerdos de patrocinio que firmaran los clubes se ajustaran a valores de mercado, dado que una de las prácticas que utilizaban para cuadrar sus cuentas era sellar contratos de esponsorización completamente hinchados con empresas vinculadas a sus propios dueños.

El organismo europeo, en tiempos de Michel Platini, llegó a plantear sanciones severas (incluida la exclusión de la Champions) del Manchester City y el PSG, pero en ambos casos se topó con el freno del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) a sus pretensiones. Un organismo sobre el que cada día hay más dudas en el mundo del fútbol y del deporte en general.

De hecho, el presidente de LaLiga, Javier Tebas, explicó en una entrevista con El Periódico de España, diario del mismo grupo, Prensa Ibérica, que este periódico, que quiere impulsar que el fútbol se aleje del TAS, sometiendo su arbitraje a otros organismos internacionales.

Modelo NBA

Era necesaria, en fin, una modificación de los parámetros que en los últimos años habían definido el control económico del fútbol europeo. Una de las ideas que el presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin, había manejado era la aplicación de un límite salarial global, con la posibilidad de sortearlo mediante el pago de un impuesto de lujo, a imagen de la NBA. Este era un método que castiga el exceso de sueldos, obligando a los clubes a abonar una cantidad extra en concepto de penalización.

Finalmente, según ha adelantado 'The New York Times', la UEFA optará por establecer un límite relativo y no absoluto, consistente en que los clubes podrán destinar un máximo del 70% de los ingresos anuales a abonar sueldos, sin establecer ningún tipo de límite general que se aplique a todos los clubes.

Esta es la solución que el organismo que preside Ceferin ha hallado para equilibrar la búsqueda de sus objetivos iniciales, la mejora del sistema actual y la adaptación a las leyes comunitarias de competencia. Los detalles de esta propuesta deberían presentarse en el Comité Ejecutivo de la UEFA del 7 de abril para su definitiva aprobación.

Aplicación del 70%

Resta todavía por aclarar si la UEFA continuará vigilando que los acuerdos de patrocinio se ajusten a precios de mercado y cómo se aplicará ese 70%: si se integrará en él las amortizaciones por comprar de futbolistas y si todos los ingresos anuales de los clubes se tendrán en cuenta como base para su cálculo o si parte de ellos quedarán excluidos.

La gran novedad, no obstante, es que el control económico pasará a ejercerse a priori. Hasta ahora, el sistema basado en la evaluación de las tres temporadas anteriores deparaba en escenarios en las que cualquier sanción se aplicaba superado el periodo en el que se habría producido la infracción, de manera que los clubes infractores conservaban sus resultados.

Inscripción de futbolistas

A partir del próximo curso, por la información que hasta ahora se maneja, la UEFA fiscalizará la inscripción de futbolistas cada temporada, a imagen de lo que ocurre en LaLiga, de manera que sus salarios conjuntos no puedan superar en ningún caso ese límite del 70% establecido por la nueva normativa. Será, en todo caso, una nueva normativa de aplicación paulatina y, según 'The New York Times', comenzará a partir de la próxima temporada con un amplio 90% de margen sobre los ingresos totales.

¿Y cuál será la consecuencia de este cambio? Habrá que verlo cuando se ponga en marcha, pero la primera sensación de que la UEFA no busca tanto la igualdad de los competidores como garantizar que cada uno de ellos no vive por encima de sus posibilidades.

En resumen, un cambio más dirigido a controlar los gastos al límite de los equipos italianos, del Fútbol Club Barcelona o de los de algunas ligas como la turca que a los de los clubes-estado.