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Símbolo de la lucha del fútbol femenino

Vicky Losada, el cuento de la niña que soñaba con ser capitana, no princesa

La exazulgrana publica la biografía que le hubiera gustado leer cuando era pequeña y no sabía que una mujer se pudiera ganar la vida como futbolista | Tras levantar la Champions el año pasado con el brazalete azulgrana, explica cómo se emocionó con el "histórico y surrealista" Barça-Madrid

Vicky Losada, en Gotemburgo, tras conquistar la Champions. EPC

De las pocas cosas que le falta a Vicky Losada es poder jugar en el Camp Nou. La excapitana del Barça femenino, que levantó el triplete la pasada temporada, tenía covid cuando se jugó el derbi con el Espanyol sin público hace un año. El miércoles la jugadora del Manchester City vio por la tele el histórico Barça-Madrid en el Camp Nou. Había mirado vuelos pero no había y, aunque ya no cobra, como antes, 300 euros al mes, no va en jet privado. Es una tía normal, de barrio, por mucho que haya tenido una vida extraordinaria. Andrés Corpas, periodista y amigo suyo, siempre le decía que tenía una historia que merecía ser contada. Y finalmente la convenció para explicarla en 'Vicky Losada, capitana'.

Es la historia de Vicky con las palabras de Andrés, autor del libro. Una biografía cuidada al detalle, desde la elección de cada palabra hasta la apuesta formal, con frases destacadas en lila. Y unos QR al final con minivideos de Vicky, pensando sobre todo en las niñas que ahora empiezan. El libro que le hubiera gustado leer a Losada cuando creía que era la única niña que jugaba a fútbol y en su habitación solo tenía pósters de futbolistas masculinos porque el fútbol femenino estaba en la clandestinidad mediática. "No ha sido fácil, pero lo he hecho con el objetivo más de ayudar, de poder ser un espejo para otras personas, para niñas que se puedan ver reflejadas. Para normalizar muchas cosas en las que algunas personas y niñas se puedan ver reflejadas. Supongo que a mí me hubiera sido de ayuda cuando era niña. Determinadas situaciones si te las cuenta una jugadora que ha estado en la élite durante 15 años es más fácil verse reflejada. Y si las ves en la tele es más fácil poder soñar con el objetivo de llegar allí".

Ella ha vivido en primera persona la transformación del fútbol femenino en España. Al principio ni se imaginaba ganarse la vida con esto y ni se acordaba de ir a buscar los cheques de 300 mensuales, que se acumulaban en las oficinas del Camp Nou. "Yo era una niña que jugaba porque me gustaba, las compañera eran más mayores y tenían más responsabilidades me decían 'vas tú y voy por ti'".

Se tuvo que ir a EEUU para empezar a ver lo que era ser futbolista profesional. "Las chicas en el New York Flash tenían las gradas llenas, sponsors, les daban mucha ropa de entreno, botas, que en el Barça yo me las tenía que comprar. Fue la mejor decisión que he tomado en mi vida. Yo cuando me fui no hablaba inglés y tenía 22 años, que no son los de ahora, y tuve que sobrevivir como mujer".

Símbolo LGTBI

Se fue como niña y volvió como mujer. Pese a los llantos al dejar atrás la seguridad el Barça y de su familia valió la pena. Igual que cuando volvió a dejar el Barça y se fue al Arsenal, donde además de un fútbol distinto encontró el amor en el vestuario. El primer beso se lo dio con un chico pero vio enseguida que aquello no iba con ella y que le gustaban las chicas. Se había impuesto la regla de no tener líos de vestuario. Pero el corazón quiere lo que el corazón quiere y cuando volvió a dejar el Barça se enamoró de Emma. Aunque el principio lo ocultó en el vestuario, nunca ha ocultado su orientación sexual y se ha convertido en un símbolo LGTBI, causa que ha defendido con sus botas y palabras. "Los sentimientos no se eligen, ni cuándo, ni dónde. Son cosas que suceden y ojalá el libro pueda servir de muchas ayuda niñas".

Vicky no pierde en tiempo en las afrentas recibidas ("los insultos son palabras malgastadas") ni siquiera nombra por su nombre a Ignacio Quereda, seleccionador femenino durante 27 años que dejó su cargo tras las quejas por su conducta machista. "Queríamos dejar un mensaje positivo incluso en los momentos más duros", explica. "Al final en un equipo pasan muchas cosas, siempre hay conflictos y como capitana siempre he puesto mi cara delante y siempre la voy a poner. Sé lo que significa el brazalete".

Con ese brazalete levantó la primera Champions femenina del Barça, aunque no pudo disputar el único encuentro femenino (sin público) en el Camp Nou. Ahora tampoco pudo estar en las gradas en el primer partido femenino con público en el templo azulgrana desde el que disputaron las pioneras en el día de Navidad de 1970. "El covid no me dejó pisar el Camp Nou y ahora no había vuelos y me fue imposible ir y venir y llegar a tiempo para el entrenamiento en Manchester -apunta-. Fue un partido histórico y surrealista a la vez. Hubo momentos que emocioné al escuchar a la gente y saber que había más de 90.000 personas. Es un paso de gigante para el fútbol femenino y ojalá cada fin de semana las ciudades deportivas en las que juegan los equipos estén también llenas de gente".

El Camp Nou registró no solo la mejor entrada del año sino que batió batió el récord de asistencia a un partido femenino, otro hazaña más para un equipo que sigue derribando barreras. "La gente decía que había miedo a abrir el Camp Nou porque era muy grande y no se iban a vender las entradas. Pues aquí está la respuesta. Esto demuestra sin duda que interesa, que el trabajo que se está haciendo en el Barça es un ejemplo a seguir y que lo que hacen las chicas también. Estoy muy feliz por mis compañeras, por el club, porque creo que va a ser un momento muy bonito y que los culés se lo merecen".

¿Habrá un cuarto regreso al Barça?

Justo tras levantar la Champions tomó la decisión de volver a dejar el Barça, algo que ya había hecho ya en otras tres ocasiones. ¿Regresará la capitana de nuevo al club de su vida? "No lo sé, ojalá pueda volver a casa, porque es mi casa. Conociendo el club sería otra experiencia increíble, pero ahora mi vida está en Manchester y estoy superfeliz".

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