Había ganas de ciclismo. Y había ganas de la Mediterranean Epic Gran Fondo. Los cerca de 2.600 ciclistas que han tomado la salida este sábado en Orpesa repartidos entre las dos pruebas en las que se dividía la marcha cicloturista así lo han confirmado y la jornada, como no podía ser de otro modo, ha sido una gran fiesta antes, durante y después de completar los dos recorridos: el Medio Fondo de 112 kilómetros y el Gran Fondo con un total de 208.
Y es que de lo que se trataba era de disfrutar de una matinal de deporte y naturaleza por las carreteras de la provincia de Castellón. Una jornada a la que no le ha faltado el sufrimiento propio de las subidas a algunos puertos de renombre como el de la Serratella, la Bandereta o el temido Alto de Xodos; ni los cambios a última hora de una a otra distancia; ni algunos problemas mecánicos que hicieron que más de uno haya entrado andando a meta... Gajes del oficio.
La combinación perfecta
Ha sido un sábado en el que el clima ha acompañado como nunca y en el que más de un curioso o curiosa que tomaba el sol tranquilamente en la playa se ha acercado hasta la línea de meta de postureo --a la que se accedía ya sin los nervios propios de la carrera y con la satisfacción de ser finisher-- para ver cómo llegaban los miles de bikers, procedentes de la Comunitat Valenciana pero también de otras provincias de España.
Porque la Mediterranean Epic Gran Fondo es una marcha cicloturista abierta a todo el mundo y que, tras esta segunda edición --la primera se celebró el pasado mes de octubre tras dos aplazamientos por la pandemia--, ha demostrado que tiene mimbres suficientes para asentarse en el calendario nacional.
