Juanpe López, a los 24 años, situó este martes a la localidad sevillana de Lebrija en la bola del mundo del ciclismo para comenzar a convertirse en el deportista más famoso de un pueblo cuna de las sevillanas corraleras, de la ‘caracolá’, donde el flamenco se convierte en arte, y de su manzanilla que alegra el cuerpo en las fiestas de San Juan.

Lebrija y el ciclismo andaluz ya tienen un espejo en el que mirarse, en el del joven Juanpe, el que nunca intentará entrenar si la sesión de bici coincide con un partido de su Betis, más aún si juega su admirado Joaquín, y el que físicamente y sobre la bicicleta se parece tanto pero tanto a Alberto Contador hasta el punto de convertirse en el Etna, donde llegó en segunda posición, en el corredor español que lo ha sucedido vistiendo la ‘maglia rosa’, algo que no ocurría desde que el pinteño lo consiguió en 2015 y no solo para unos días de gloria, como seguramente sucederá con el corredor andaluz, sino para llegar con la prenda hasta la última línea de meta en Milán.

Fue también en 2015 la última vez que un corredor español se impuso en una carrera de tres semanas. Acabar con esta sequía no entra en los planes del ciclista lebrijano. Para ello, o al menos para intentarlo, están sobre todo dos chicarrones del norte, de un Euskadi casi siempre más afortunado en ciclismo que Andalucía, Mikel Landa (12º en la clasificación) y Pello Bilbao (séptimo de la general) que cruzaron la meta del Etna en el grupo de favoritos que permitió la escapada en la que circuló Juanpe, el mismo día en el que otro López, aunque colombiano y a quien la imaginaria capa de Superman no parece darle poderes especiales, tuvo que abandonar el Giro después de caerse, en una etapa de triste resultado para el Astana puesto que su otro líder, Vincenzo Nibali, fue, junto a Tom Dumoulin, que se dejó casi 7 minutos con el grupo de favoritos, uno de los principales damnificados en la primera etapa de montaña de la ronda italiana.

“No me creo este momento y no sé hasta cuando podré vestir de rosa. Solo sé que trataré de disfrutar llevando la prenda… todas las etapas que pueda hacerlo”, festejó feliz Juanpe, en declaraciones realizadas para la señal internacional de televisión.

Buscó la victoria, pero entre la última curva que tomó mal y la mayor experiencia de Lennard Kamma, que ya sabe lo que es ganar también en el Tour y hasta en la Volta, se quedó con la única satisfacción -y ya era bastante- de conseguir el jersey rosa, de sonreír en el podio a los pies del volcán siciliano y de tener a partir de ahora y hasta que el cuerpo aguante al equipo Trek a su servicio. Cuantas más etapas consiga ir de rosa, más éxito, más fama y más publicidad para el conjunto estadounidense, para las bicicletas que lo patrocinan, para Lebrija, para su manzanilla y para todos los andaluces. Esos aficionados y paisanos de Juanpe que siempre andan buscando a alguien que suceda a Antonio Gómez del Moral, el eterno ciclista de Cabra, fallecido en julio de 2021, en pleno Tour, y un extraordinario coleccionista de victorias en los memorables tiempos ciclistas que siempre giraban al compás de las ruedas de las bicis primero de Jacques Anquetil y luego de Eddy Merckx.

Crecido en los equipos apadrinados por Contador y su fundación, Juanpe se convirtió este martes en el tercer corredor español en los últimos diez años que consigue vestirse con la ‘maglia rosa’ después de que Purito Rodríguez lo hiciera en su casi victoria de 2012 y fugazmente Beñat Intxausti al año siguiente, antes precisamente del triunfo absoluto de Contador.