Roberto Bautista vuelve a tocar metal. El tenista castellonense conquistó el torneo de Kitzbühel tras barrer al austriaco Filip Misolic, número 205 del mundo, por un contundente 6-2 y 6-2 en una hora y 34 de final.

De esta forma, Bautista suma su segundo título del año tras el logrado en Doha sobre pista dura, no levantaba un torneo en tierra batida desde hace ocho años (Stuttgart 2014) y volvió a sonreír hoy sobre una superficie en la que no jugaba una final desde la que perdió en 2018 en Gstaad frente al italiano Matteo Berrettini.

La de Kitzbühel ha sido la vigésimo primera final de su carrera, de las cuales solo tres de ellas han llegado en arcilla, una más en hierba, y las 17 restantes las reparte sobre pista dura (cinco en indoor).

Superior de principio a fin

Los dos sets de la final siguieron el mismo guión. El tenista de 34 años, rompió el servicio de su rival en el tercer juego y encarriló ambas mangas con autoridad, mostrándose firme con su servicio y poniendo en apuros a Misolic cada vez que le correspondía el turno de saque al tenista local, al que nunca se había enfrentado.

Bautista aprovechó cuatro de las nueve oportunidades de break de las que dispuso -dos en cada set- y fue capaz de salvar la tres ocasiones en las que el austriaco tuvo bola para devolverle la rotura, dejándole sin opciones de remontada.

Cuando la final había superado la hora y media de duración, el español aprovechó su segunda bola de partido para sellar el undécimo triunfo de su carrera.

En una temporada en la que se ha visto apeado de la competición por una lesión de muñeca, Roberto Bautista Agut comparte que "por días como los de hoy es por lo que trabajo duro, junto a mi equipo, todos los días". "Este torneo es uno de los que más disfruto y me ha hecho mucha ilusión poder ganarlo. Hoy he jugado una muy buena final y he sabido gestionar la presión", ha dicho Bautista Agut tras el encuentro.