El danés Mads Pedersen (Trek), con su victoria en Talavera de la Reina, ha ratificado que es el gran esprinter de la Vuelta 2022, una carrera que arrancó a la estela del irlandés Sam Bennett, quien tuvo que abandonar por covid tras la primera semana, y que está acabando como dominador indiscutible en las llegadas masivas.

En Talavera, Pedersen logró su tercer triunfo en esta Vuelta, tras los de Montilla y Tomares, el primero dominando con autoridad al pelotón y el segundo un esprint de cinco que quedará para el recuerdo por la caída que impidió a Primoz Roglic seguir peleando por el reto nunca antes conseguido de imponerse en cuatro Vueltas a España consecutivas.

Con ambas victorias, el danés campeón del mundo en ruta de 2019 se quitó el mal sabor que le había dejado la llegada de Cabo de Gata, la primera volata de la carrera sin Bennett en la que apenas pudo ser quinto tras rivales a los que ha superado sin demasiada oposición durante tres semanas. Fue el único día que falló, si a una quinta posición se la puede considerar fallo, el de Aarhus.

Bien es cierto que en Holanda, en Utrech y en Breda, Pedersen siempre llegó a la meta por detrás de Bennett, que pronto despejó las dudas sobre su condición que sobrevolaban en el arranque de la carrera.

Pero no cejó el velocista del Trek, que se permitió el lujo de incrustarse entre Roglic y Enric Mas en Laguardia, donde el esloveno ganó una etapa más para 'gallos' de la carrera que para sprinters. Y avisó de lo que venía, más aún con Bennett, con covid, retirado en Alicante al inicio de la segunda semana de carrera.

Tres triunfos, a cada cual más contundente, y el maillot verde ya en propiedad a punto de llegar a Madrid, donde espera rematar una carrera espléndida y, de paso, un año en el que recuperó el protagonismo y el crédito que le dio ganar el Mundial de 2019 en Yorkshire (Gran Bretaña) con solo 23 años.

Fue un triunfo espléndido que no había tenido demasiada continuidad hasta que este año, ya quizá más maduro y con más confianza a sus 26 años, asomó como velocista importante ya en el Tour de Francia. Una condición que ratificó en la Vuelta, en la que ha sido el gran esprinter.