El Periódico Mediterráneo

El Periódico Mediterráneo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

MOTOCICLISMO

La increíble hazaña en moto del benicarlando Toni Molés

El piloto de Benicarló, Toni Molés, atraviesa África y Europa en tres meses, recorriendo 30.000 kilómetros, visitando 20 países y viviendo situaciones límite de todo tipo

La vuelta al mundo en moto del benicarlando Toni Molés

La vuelta al mundo en moto del benicarlando Toni Molés R.D.M.

Para ver este vídeo suscríbete a El Periódico Mediterráneo o inicia sesión si ya eres suscriptor.

La vuelta al mundo en moto del benicarlando Toni Molés Aitor Aguirre

Una aventura de película hecha realidad. Este es el sueño cumplido de Toni Molés Salvador (26 años, Benicarló) junto a su inseparable Kawasaki Ninja, que lo acompañó en este viaje de tres meses. Las cifras impactan: un recorrido de 30.000 kilómetros y un total de 20 países donde vivió situaciones de máximo peligro. Su moto dijo basta, le robaron, sufrió una encerrona de animales salvajes, el calor le impidió conducir por el día… y fue escoltado durante 550 kilómetros para llegar hasta Bagdad. 

Un camino que arrancó en Johannesburgo el pasado 8 de febrero, cuando su moto llegó desde Madrid. «La envié en enero hasta allí. La idea era hacerlo en 35 días, pero tuve muchos problemas y tardé tres meses», apunta Toni Molés. Desde la capital de Sudáfrica bajó a Ciudad del Cabo, la punta de África, y empezó a descubrir países pese a las restricciones aún vigentes por el covid-19 en algunos de ellos: «Para atravesar fronteras necesitabas presentar una prueba PCR», explica.

El motorista benicarlando subió hacia Namibia, deleitó las populares Cataratas Victoria en Zambia y descendió a Zimbabue para entrar en Botsuana, donde llegó su primer gran susto del trayecto. Y es que allí, cuando atravesaba una Reserva Natural Nacional abandonada, fue cuando descubrió el miedo de verdad: «La naturaleza se había comido la carretera y los animales estaban en su territorio. Lo pasé mal, recuerdo monos en manada con unos grandes colmillos, jirafas, elefantes... De todo. No podía pasar la frontera y empecé a gritar. Por suerte, apareció un chico y finalmente me dejó dormir en su casa». 

Los siguientes países fueron Mozambique y Malawi, sus dos favoritos: «Son los dos que más me han gustado, creo que me jubilaré allí», bromea. «Mozambique tiene unas playas maravillosas con tiburones y ballenas. De Malawi me quedo con el lado personal. La gente fue muy buena conmigo, son muy trabajadores. Y, además tiene un lago precioso», afirma. 

En Malawi, uno de su países favoritos. Mediterráneo

El segundo contratiempo llegó en Tanzania, donde camino del Kilimanjaro su moto dijo «basta» al romper el radiador y Toni Molés se quedó tirado: «En Mozambique empezó a perder agua pero iba rellenando. Me tocó esperar hasta que un señor me ayudó con una furgoneta. Me llevó a la ciudad para arreglar la moto, pero solo duró 200 kilómetros», reconoce el benicarlando que eso fue un punto de inflexión porque, ante tal problema, cambió de planes y optó por desplazarse con la moto rota hasta a Uganda para llegar a Kenia y tratar de buscar un buen taller en Nairobi donde reparar el daño de su motocicleta.

El robo en Etiopía

La aventura siguió su curso, pero no con menos dificultades. Tanto es así, que una de las situaciones más traumáticas que vivió fue el atraco en Etiopía. «Era el caramelito y allí se pasaron», relata recordando este duro momento. «Me robaron 50 euros y las herramientas de la moto. Esto fue lo que más me dolió pero afortunadamente había dejado lo más valioso en el hotel. Dentro de lo malo no fue lo peor. Me podía centrar en el cabreo o en seguir». Y continuó con una sonrisa.

En Sudán, el calor se interpuso en el camino de Toni Molés: «No he pasado ese calor en la vida. No podía conducir de día, soy muy cabezón pero era imposible. Tenía que ser por la noche o muy por la mañana. Fueron cinco días difíciles porque no podía avanzar», añade.

En Etiopía.

En Etiopía. Mediterráneo

El fin del viaje estaba cerca porque el ferry le esperaba en el siguiente puerto. Sin embargo, la moto se quedó sin gasolina justo en mitad del desierto: «No pasaba nadie y no tenía agua... Estuve un buen rato hasta que apareció un camión y me salvó. Tuve que rehacer el trayecto y decidí volver a casa en moto». 

Convoy militar en Iraq

Su nuevo destino fue Arabia Saudí, donde llegó en barco. Y la Kawasaki volvió a rugir para entrar en Jordania, visitó la nueva Petra y puso el punto de mira en Iraq. «La frontera entre Jordania e Iraq es muy peligrosa, cada día matan gente y hay mucho terrorismo». Justo ahí, el motorista benicarlando volvió a vivir una situación surrealista: «Me puse cabezón porque no me dejaban pasar. Al día siguiente les dije: ‘hoy sí paso’, pero me recordaron que otro se puso más cabezón y lo mataron», cuenta. «No vas a pasar nunca y con la moto menos», le aseguraban. 

Finalmente, desde la frontera se pusieron en contacto con Bagdad y le brindaron un convoy militar particular para llegar a Bagdad: «Fueron un total de 550 kilómetros. Ellos cuando ven un turista lo quieren cuidar mucho para que cuente la verdad», señala un Toni Molés que se quedó anonadado en esta situación. 

Con el convoy que le acompañó en Iraq. Mediterráneo

Ahora sí, el viaje entraba en su recta final con la llegada a Europa: «Cuando llegué a España me sentía como un rey, un sueño conseguido. Es algo que me propuse y lo conseguí, y cuando lo logras es impresionante». 

Una experiencia para toda la vida aunque este benicarlando quiere volver a sentir la adrenalina y ya tiene en sus planes un nuevo reto: «Ya lo estoy organizando y en enero mandaré la moto a Buenos Aires para dar la vuelta a Sudamérica». 

Compartir el artículo

stats