El Atlético se ha convertido esta temporada en una anomalía genética. Un sistema vivo que muta, pero no en relación al rival, lo hace buscando una identidad perdida contra la que Simeone se rebela moviendo piezas de aquí para allá. No siempre las que le gustaría, consciente de la objeción de y a conciencia de figuras importantes como Joao Félix. Frente a la disidencia, paso al compromiso de hombres como Oblak o Griezmann, a todos los efectos jugador de un Atlético que necesita sus minutos como el comer.

Pero ninguno de los intentos fue suficiente para batir a Mignolet, el meta belga, coronado como hombre del partido tras una demostración de entereza encomiable. Un símbolo que mantiene al Brujas como líder de grupo sin haber concedido aún un solo gol. Las cuentas ya le dan y está en octavos de final, algo que el Atlético todavía puede conseguir, aunque consciente de haber periodo una oportunidad de oro.

El equipo rojiblanco transmitió coraje en los primeros compases, arropado por un Metropolitano que quiere despegarse de la toxicidad. Simeone miró al público, le entregó su pulso y a partir de ahí empezó una partida con novedades. Con Correa formando en punta con Griezmanndesplazando a Morata al bando de los suplentesdonde también estuvo Witselque cedió su espacio en el once a KondogbiaEl Cholo apostó por Lemar, a pesar de que su estado físico no es aún el deseado. El argentino mostró las cartas en un entrenamiento previo. Algunos creyeron que iba de farol. Sin embargo, hay en este Atlético un continuo ejercicio de sincericidio, más aún después del arranque de temporada.

Ritmo sin acierto

El feudo rojiblanco vio al principio una versión más suelta de su equipo, lejos del rigidez de los últimos tiempos. Con Saúl metiéndose arriba, con Koke al espacio y, sobre todo, alejado del conservadurismo que le ha llevado a dudar en casi cualquier escenario. No le pesaron tanto los errores, que el Brujas intentó buscar constantemente con el español Jutglá y, sobre todo, a través de Skov Olsen, ausente en el partido de ida. El Atlético dejó de ser vulnerable al miedo. Activó todos los registros en un día sin margen para al especulación, pero encajonado en la continua sístole y diástole de este octubre loco en el que los equipos se juegan su futuro a medio plazo.

En un escenario de libertad, Mignolet, meta del equipo belga, ejerció el poder coercitivo. Antes del cuarto de hora, presionaron bien los locales. Robó Lemar, Griezmann tiró un caño en la frontal y se sacó un disparo cruzado frente a un gigante que aún no había concedido un gol en Champions. Poco después, Correa estuvo a punto de finalizar una jugada maravillosa en la que actuaron el ariete galo y Koke. La sangre fluía, no obstante, la herida seguía cerrada.

El Brujas mostraba sus espacios ante un rival que marcó, aunque en fuera de juego. Era vulnerable, pero se quitaba la incomodidad en cada contra, con Olsen y Buchanan como saetas. En una de esas acometidas se produjo una de esas ilusiones ópticas que pasó de penalti a amarilla gracias al VAR que mantuvo el 0-0 al descanso. El Atlético se libraba, pero no de la sensación de inseguridad que provocaban repliegues en que Reinildo estaba incómodo, hasta con sus propias botas. El partido estaba vivo. Los colchoneros eran superiores, entendían el camino, sin embargo, no eran capaces de inclinar el resultado hacia su lado, como sí habían hecho con el juego.

Despertar belga

El segundo acto se retomó con la misma amenaza. Con un Atlético dispuesto a martillear y traducir las ocasiones en un gol negado una y otra vez por un molino de viento. Mignolet como un artefacto del diablo con el que minar la moral y aplicar el desgaste a un contrincante que volvió a anotar en posición ilegal. Las sensaciones se confirmaban. Iba a ser un partido largo a pesar de la vaselina de Griezmann y las continuas réplicas en las segundas opciones de Correa.

El Brujas recuperó el protagonismo con el esférico, con el que ha hechizado a todos los rivales de un grupo que divisa desde la cumbre. Buchanan y Jutglá. Dos factores que son el mínimo común múltiplo de la expresividad, imprescindibles para vestir a un equipo revelación. La pelota era del Atlético. No bastaba. El tiempo se derramaba. El triple cambio con el que Simeone dio entrada a Rodrigo de Paul, Morata y Carrasco coincidió con una cerrazón del equipo de Carl Hoefkens, para los que el punto era un preciado tesoro.

Los rojiblancos no encontraban la llave. Simeone hizo dos cambios diferentes, dejando a Joao Félix sin vestirse. Entró Cunha, que desplazó a Griezmann a un costado. El francés fue finalmente intercambiado por Witsel, aunque con un rol mucho más ofensivo al acostumbrado. La táctica no era suicida, pero el muro belga estaba cada vez más fortificado. Junto, agrupado y alzándose al asedio aéreo que planteaba el Atlético, incapaz de meterse por dentro. El partido se puso aún más de cara para los colchoneros con una expulsión estúpida de Sowah. Era el todo o nada.

En el desfiladero, Mignolet se encargó de tirar uno a uno a todos los rivales. Paró con la cara un remate a bocajarro de Morata y asumió la dimisión de su defensa en determinadas tareas. Ya en el tiempo añadido se sacó un recurso por abajo que está solo al alcance de los jugadores en estado de gracia. Cunha también se plegó ante la enormidad del hombre del partido, que acabó viendo la amarilla tras ser asediado por un grupo de futbolistas que solo consiguieron sacarle el balón para sacar un córner que acabó, todos los balones, retenido en sus manos.

FICHA: ATLÉTICO 0 - BRUJAS 0

ATLÉTICO: Oblak, Molina, Savic, Giménez, Reinildo; Saúl, Koke, Kondogbia, Lemar, Correa y Griezmann. Entrenador: Diego Pablo Simeone. Cambios: Rodrigo de Paul por Koke (60'), Morata por Lemar (60'), Carrasco por Correa (60'), Cunha por Saúl (73').

BRUJAS: Mignolet, Odoi, Mechele, Sylla, Buchanan, Vanaken, Onyedika, Nielsen, Skov Olsen, Sowah y Jutglà. Entrenador: Carl Hoefkens. Cambios: Meijer por Olsen (46'). Eder Balanta por Jutglá (73'). Mata por Buchanan (84').

GOL: sin goles

ÁRBITRO: Danny Makkelie, de Países Bajos. Amonestó a Buchanan, Savic, Vanaken y Mignolet. Expulsó a Sowah.

ESTADIO: Cívitas Metropolitano.