Míchel Lli Jaramillo (Vila-real, 19 de enero de 2002) nunca habría imaginado que un mensaje recibido por Instagram podría cambiarle tanto la vida. Fue así como contactó con él David Velasco para explicarle que tenía en mente un proyecto deportivo para personas de talla baja y que querían contar con él. Desde entonces las conversaciones se fueron sucediendo en el tiempo hasta que allá por el mes de mayo le convocaron para el primer entrenamiento con la selección española. Cinco meses después y, tras completar tan solo tres entrenamientos más durante el verano, el joven vila-realense se acaba de proclamar subcampeón en el primer Campeonato de Europa de fútbol sala para personas de talla baja con La Roja.
«Ha sido una experiencia muy bonita porque, más allá de lo deportivo en sí, he podido conocer a más gente que tiene mi mismo problema. Han sido días de muchas emociones y en los que hemos demostrado que, pese a nuestras dificultades, somos capaces de todo», explica Míchel.
Y es que, sin lugar a dudas, ese era el principal mensaje que se quería lanzar durante los tres días que duró la competición en el municipio murciano de Mazarrón: dar visibilidad a la acondroplasia (una displasia ósea ocasionada por un trastorno genético y la causa del 90% de baja estatura desproporcionada) y normalizar a las personas que la padecen. «No somos enanos, ni bajitos, ni nada de eso... Somos por encima de todo personas», insiste Míchel, quien tiene como referente al científico Stephen Hawking. «Hay grandes estrellas con este u otros problemas que han conseguido grandes logros para la humanidad y la gente lo ha reconocido y lo ha sabido valorar», añade el vila-realense.
Sus inicios
El vínculo de Míchel con el deporte se inició cuando comenzó a jugar en el parque con los amigos las típicas pachangas de fútbol y su pasión fue a más, o más concretamente por el fútbol sala, cuando Alejandro Sánchez le propuso ser su ayudante en el Vila-Sport Fútbol Sala de Vila-real. Míchel aprendió mucho a su lado y ahora ha tenido la ocasión de poner en práctica algunas de esas enseñanzas sobre el parqué, siendo él uno de los grandes protagonistas.
«En el torneo participaba España, Alemania, Francia e Inglaterra, así como Egipto, campeón de la Copa Árabe, y Argentina, ganadores de la Copa América. En la fase de grupos quedamos inscritos en el grupo B y tuvimos que medirnos a Argentina y Alemania. El primer partido contra los argentinos no nos fue bien porque el equipo no se entendía al 100% y perdimos, pero en el siguiente contra los alemanes nos colocó el técnico donde nos sentíamos más cómodos y todo empezó a rodar hasta que les ganamos y pasamos a la semifinal como segundos de grupo», detalla Míchel.
En la semifinal les esperaba Reino Unido, partido para el que repitieron planteamiento y, pese a ir 4-4 al descanso, acabaron ganando por 10-4. «Fue mérito de todo el equipo y de la gente que nos apoyaba desde la grada. Estábamos sorprendidos, pero a la vez muy orgullosos de estar representando a España y haber llegado tan lejos», apostilla.
En la final les esperaba la todopoderosa Argentina. «Sabíamos que iba a ser difícil porque llevan diez años jugando juntos, pero queríamos darlo todo para demostrar nuestra valía. Antes de jugar el entrenador nos dijo que le daba igual el resultado porque ya habíamos ganado y eso nos marcó», confiesa.
España no pudo adjudicarse el título, pero sí marcó el gol más importante al demostrar que, pese a las dificultades que presentan, son capaces de todo.
