OPINIÓN

La opinión de José Luis Lizarraga | Los pecados del fútbol

Luis García con Fernando Roig, José Manuel Llaneza y Toni Escrig.

Luis García con Fernando Roig, José Manuel Llaneza y Toni Escrig. / TAU Castelló

Ha sido una semana difícil para el deporte de Castelló. Admiro la ardua labor de los directivos para lograr que sus equipos puedan competir en la élite. Las dificultades son máximas, porque los patrocinadores no cuentan con ventajas fiscales y el dinero público es insuficiente y llega tarde. Esta pequeña y olvidada provincia de Castellón no podría presumir de contar con tantos buenos deportistas y equipos en lo más alto si no fuera por el trabajo de gente como Luis García, Toni Escrig, Pepe Ortuño, Ismael Bonet, José Miguel Varella... y una larga lista que sería muy extensa de afectados. Todos y cada uno de ellos mantiene una dura pugna diaria para conseguir la subsistencia. Cada euro les cuesta miles de sacrificios. 

Esta semana Fernando Roig anunció algo que ya se sabía de forma interna, pero ahora ya es oficial: la retirada de las subvenciones a los clubs de la capital del Proyecto Endavant del Villarreal CF. Por supuesto, es libre de hacer lo que considere con su dinero, más en tiempos complicados. Su decisión de apoyar fue libre y ahora también lo es no hacerlo. Es evidente que nadie regala el dinero y cuando se emprende una acción de este tipo siempre se busca un rédito, en este caso entiendo que el objetivo era promover la marca Villarreal. Ese es el único retorno, porque económico no existe. Era como una responsabilidad social corporativa de la entidad con el resto de clubs modestos.

Durante estos días he escuchado y leído muchas opiniones. Les puedo asegurar que conozco con detalle, con versiones de todas las partes, lo acontecido desde hace meses. Me produce una gran tristeza porque el prestigio que han dado a nuestra provincia clubs como el Amics del Bàsquet, Bisontes, Playas de Castellón, L’Illa-Grau... es impagable. 

Después de lo que ha pasado, todos buscan culpables y sacar rentabilidad. No ha sido una cuestión de índole política, ni mucho menos, pero sí de mala gestión desde las esferas del poder. Eso es incuestionable. Del fútbol ha salido el dinero y por culpa de esos mal interpretados odios y rivalidades que alimenta el balón está a punto de marcharse el oxígeno financiero. Desde mi responsabilidad como periodista, esa en la que los profesionales debemos informar de todo, siempre he intentado huir de la violencia de uno u otro tipo que generan esas rivalidades mal interpretadas. Cada uno es libre de querer a su equipo porque el sentimiento es innegociable, pero siempre desde el respeto. Y esa rivalidad entre el CD Castellón y el Villarreal, la mayoría de ocasiones fomentada en redes sociales con identidades falsas, ha causado un grave daño al deporte. Todos los directivos implicados coinciden en ello. Y ni el Castellón ni el Villarreal tienen culpa de nada. 

Pero sí es responsabilidad de los dirigentes políticos mantenerse al margen y apagar incendios en lugar de encenderlos. Atender al populismo ha colocado a muchos clubs modélicos de Castelló al borde del precipicio. Desgraciadamente el sentido común no suele ser tan común. Desde el diálogo y la buena fe todo puede tener arreglo y confío en ello, porque ni el Amics, ni el Bisontes, ni el Playas, ni el L’Illa... son culpables de las inútiles guerras del fútbol. Y concluyo, el sentimiento no se compra ni se vende nunca, porque cada cual tiene el suyo y lo elige, pero el respeto al de los demás también debe ser innegociable. Cordura y sentido común. Y ajeno estoy a haters y presiones, ya estoy curtido en ambas materias. Dormir en paz es mi alimento.

Suscríbete para seguir leyendo