La despedida olímpica a Pablo Herrera que le puso "los pelos de punta"

Vuelta de honor a la pista de arena instalada a los pies de la Torre Eiffel, una de las sedes emblemáticas de los Juegos Olímpicos de París. Mientras suena el Freed from Desire de la italiana Gala Rizzato, los asistentes a la última jornada de cuartos de final del vóley playa están en pie, aplaudiendo y ovacionando a un castellonense: Pablo Herrera Allepuz. Acaba de caer derrotado, junto a Adrián Gavira (su pareja en los últimos cuatro Juegos), en los cuartos de final frente a los noruegos Anders Berntsen Mol y Christian Sandlie Sörum por 2-0 (21-16 y 21-17).

El grauero cierra así, a sus 42 años, media vida dedicada al vóley playa, su sexta presencia en unos Juegos, que arrancó en Atenas 2004 cuando, contra pronóstico, logró la plata junto a Javier Bosma.

El análisis

"He sido un afortunado por hacer lo que me gusta", aseguró tras la derrota frente a los vigentes campeones olímpicos, que les impidieron seguir progresando en la competición aventura parisina.

"Hemos intentado agarrarnos ahí a la arena", destacó el jugador castellonense. "Que no nos echaran, pero Anders y Christian estuvieron muy sólidos. Anders nos presionó muchísimo, como siempre, en el bloqueo. Solo podemos darles la enhorabuena porque nosotros no pudimos hacer más".

El último tango de Herrera y Gavira en París

Balance olímpico

En la capital francesa, el jugador castellonense ha participado por sexta vez en una cita olímpica, un récord en la historia del vóley playa mundial. Debutó en Atenas 2004, ganando la medalla de plata. Luego repitió el noveno puesto en Pekín 2008, Londres 2012, Río de Janeiro 2016 y Tokio 2020.

Ahora, vida familiar

Herrera, ahora, en lo que piensa es en "disfrutar de la familia" y "aprovechar el tiempo" con sus padres, su hermano y "con los chiquillos [sus dos hijos]".

"Y con mi mujer sobre todo, que es la que más ha aguantado estos años el sacrificio de estar tanto tiempo yo fuera. Y es lo que me queda, ¿no? Saborear, digamos, la otra vida. Estar más tranquilo en casa y disfrutar de todo eso", añadió.

En París, además, Herrera y Gavira se han convertido en la primera pareja masculina que disputa cuatro ediciones seguidas de los Juegos Olímpicos y el grauero también puede presumir de haber sido el más joven de la historia en ganar una medalla olímpica en vóley playa, con 22 años y 46 días, en Atenas.

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El adiós

Veinticuatro años después, Herrera vivió una noche que nunca olvidará y fue despedido del estadio de la torre Eiffel con una sonora ovación de los miles de aficionados que llenaron las gradas.

"Increíble la gente. La verdad es que te abruma: tanta gente aplaudiendo... Al final no eres consciente de la repercusión que tienen los Juegos Olímpicos; y cuando la gente se pone en pie y ves a la gente aplaudiendo, muchas banderas españolas, la verdad que se te ponen los pelos de punta", reconoció.

La visión de su compañero

Gavira, emocionado, elogió a su compañero y destacó: "A partir de ahora lo animaremos. Nos queda un mesecito aún de competición, pero lo animaremos desde la distancia. Sabe que yo voy a estar ahí para lo que necesite y empujando para sus nuevos retos".

"Antes de venir decíamos que iban a ser unos Juegos muy emotivos y así ha sido, con ese abrazo final. Esa manera de disfrutar en la cancha, esa ilusión que le hemos dado a un país que nos lo ha transmitido. Cómo se ha ilusionado todo el mundo con nosotros", subrayó Gavira