Ser joven es, aparentemente, un factor de riesgo en el trabajo. El colectivo de 16 a 24 años sufre el índice de siniestralidad en el trabajo más alto del mercado laboral, de 143,51 accidentes por cada mil empleados (el 14,3%). Los menores de 30 años padecen casi la mitad de los accidentes, pese a que su peso en el mercado laboral es menor.

Entre los 25 y los 34 años, el índice de siniestros laborales desciende al 79,77 por mil; una tasa aún superior a la de los niveles registrados entre los 35 y los 54 (entre 65 y 67 cada mil). En la franja de edad anterior a la jubilación, el índice sube hasta el 73 por mil.

SITUACIÓN A PEOR

Según un estudio de Avalot, la organización de jóvenes de la UGT de Cataluña, los trabajadores de 16 a 19 años sufrieron en el 2001 13.069 accidentes con baja por cada 100.000 asalariados.

La situación ha empeorado en la última década. Hace 10 años, el índice de siniestralidad para los más jóvenes era de 108,2. Lo único positivo para estos trabajadores es que sufren menos accidentes mortales. En cambio, los mayores de 55 años padecen los siniestros más graves.

El perfil del asalariado más accidentado, un joven con contrato precario que trabaja en una empresa pequeña, apunta algunas causas del elevado riesgo del colectivo. Esta precariedad, según UGT, fuerza al empleado a aceptar jornadas de trabajo excesivas y le lleva a prestar menor atención a las medidas preventivas.

Por ello, Avalot propone que se incorpore la prevención laboral en todos los ciclos formativos. Además, plantea la creación de fórmulas de contratación de calidad para los jóvenes y un control exhaustivo del cumplimiento de la ley por parte de las empresas de trabajo temporal.

Los puestos de trabajo en los que se encuentra a más jóvenes son, según UGT, los de peón de la construcción y la industria, técnicos y profesionales administrativos, cajeros, taquilleros, dependientes de comercio, camareros y otros de atención al público.