Ni el Banco Central Europeo (BCE) ni la Reserva Federal (Fed) norteamericana pueden evaluar aún el efecto de la guerra de Irak en la economía mundial, según portavoces de esas instituciones.

El BCE prevé una recuperación moderada de la economía en la eurozona en la segunda mitad del 2003, pero advierte de que deberán revisarse las implicaciones de la guerra cuando se haya aclarado la situación. En el boletín mensual de abril, la entidad subraya que las tensiones geopolíticas afectan negativamente y atenúan la actividad económica, lo que agrava las ya deprimidas perspectivas para el área euro.

En términos similares se pronunció ayer el presidente de la Fed, Alan Greenspan. En un acto público señaló: "No conocemos cuál será el impacto de la guerra hasta que ésta termine". Añadió, no obstante, que la actividad se inclina más hacia el crecimiento que hacia la deflación.

La perspectiva de los responsables de las economías occidentales resulta más prudente que la de algunos analistas. Según el banco de inversión Merrill Lynch, el efecto económico de la guerra no es más que "polvo del desierto". César Molinas, jefe de estrategia de renta fija para Europa de la entidad financiera, expuso ayer que, como ocurrió en la guerra del Golfo de 1991, la contienda no tendrá ningún efecto en la evolución de la economía y de los mercados, informa Max Jiménez Botías. "Éstos volverán a la tendencia que manifestaban antes del conflicto", comentó Molinas.

DÉFICIT DE EEUU

Para la entidad, el verdadero problema de la economía mundial está en el déficit por cuenta corriente de Estados Unidos, determinado por la largamente sostenida fortaleza del dólar. Para Molinas, la delicada situación económica internacional es consecuencia de los desequilibrios macroeconómicos. Añadió que si los norteamericanos apostaran en estos momentos por el ahorro en lugar del consumo "la economía mundial se encaminaría hacia una recesión". Y señaló que no es buen momento para las bolsas, y que seguirá sin serlo en los próximos años, porque la posibilidad de que las empresas mejoren sus resultados es escasa.

Por otra parte, los mercados reaccionaron ayer con descensos antes las expectativas económicas. El petróleo también se movió a la baja, pese a que la OPEP aboga por reducir la producción.