La caída del dólar se vio acompañada por la renovada fortaleza de los metales preciosos y, sobre todo, del oro. Aunque la onza retrocedió ayer hasta los 405 dólares (331,5 euros), frente a los 406 del viernes, el valor se mantiene en los máximos desde febrero de 1996. Los analistas insisten en que el oro se mantendrá como activo refugio en la medida en que la situación de la economía de EEUU provoque la actual situación de su moneda.

"Las divisas tienen una gran influencia sobre el mercado de metales a corto plazo, y con el euro sin mostrar señales de debilidad, lo más probable es que el oro alcance su cotización máxima en las próximas semanas", dijo James Moore, operador del mercado de divisas en Londres. Los expertos señalan que es un buen momento para los metales preciosos, aunque los nuevos máximos en la cotización son cada vez más difíciles de superar.

Mientras, las bolsas se mantuvieron relativamente tranquilas. Los parquets europeos registraron ligeras ganancias, salvo el español, cerrado por festivo.