El equipo directivo de Parmalat, encabezado por Enrico Bondi, inició ayer contactos con la banca para diseñar el plan para negociar deudas y salvaguardar la actividad de la compañía, informó Reuters. El grupo agroalimentario, uno de los mayores de Italia, con 35.000 empleados, se vio envuelto en una crisis después de que el viernes se conociera la existencia de un agujero de 4.000 millones de euros (655.544 millones de pesetas). La prensa italiana no descartaba ayer que el quebranto en las cuentas fuera incluso mayor.

Bondi, que retomó las riendas de la firma fabricante de productos lácteos y alimentarios la semana pasada, ha iniciado las negociaciones con los bancos acreedores. El Corriere della Sera publicó ayer que el anterior presidente de la firma, explicó a los accionistas que Parmalat no había devuelto 2.900 millones de euros en bonos. Esta circunstancia elevaría la deuda a casi 9.000 millones de euros, muy por encima de los 6.000 millones anotados en las cuentas el 30 de septiembre.

DESPLOME BURSÁTIL Las últimas noticias sobre la compañía provocaron el viernes un desplome del 66% en sus títulos en bolsa y de los precios de sus bonos. El primer ministro, Silvio Berlusconi, anunció el sábado que el Gobierno ayudará al grupo.

Durante el fin de semana se produjeron registros en las sede de Grant Thornton, auditora de la filial de Parmalat en las islas Caimán y de Deloitte & Touche, encargada de las cuentas del grupo. Finalizadas las pesquisas, los cargos podrían ser fraude y aportación de información falsa a las auditoras, según explicaron ayer fuentes judiciales.