La suerte que correrá el astillero La Naval, de Sestao, suscitó ayer un vivo enfrentamiento político entre sindicatos, administraciones, partidos y la protesta de una hora de los trabajadores con barricadas incendiadas.

La única voz optimista fue la de Antonio Pastor, secretario general del Partido Socialista de Euskadi en Vizcaya, quien consideró que la inclusión de La Naval en la división civil de los astilleros que se liquidará y, después se intentará vender, mantiene el sector naval en la zona y muestra el interés del Gobierno en lograr una salida con los sindicatos.

Tampoco el Gobierno vasco se felicitó por el pacto. Ana Aguirre, consejera de Industria, consideró difícil garantizar el futuro del centro pese al acuerdo de la SEPI, CCOO y UGT. En igual línea se expresaron el sindicato nacionalista ELA y el PP.