El proyecto de marco presupuestario británico para la Unión Europea (UE) a partir del 2007 recibió ayer un rechazo generalizado en el cónclave especial de ministros de Asuntos Exteriores europeo. Sólo Malta expresó un claro respaldo a la propuesta, que pretende limitar el gasto máximo de la UE en el periodo 2007-2013 en 846.754 millones de euros (140,8 billones de pesetas), 24.760 millones menos que la última propuesta de la anterior presidencia luxemburguesa en la cumbre de junio.

El incremento de un 40% del

cheque británico (devolución de dos tercios de su contribución neta a la UE) centró las críticas de la reunión, ya que, gracias al mismo, el Reino Unido apenas contribuye a la financiación de la integración de los países del Este. El recorte de las ayudas previstas para los países del Este, considerado "injusto", y la reducción del fondo de desarrollo rural fueron otras propuestas criticadas del plan británico.

ZAPATERO EN LONDRES Tras la avalancha de críticas, el ministro británico de Asuntos Exteriores, Jack Straw, anunció que la presidencia británica de la UE presentará una nueva propuesta la víspera de la cumbre del 15 y 16 de diciembre, donde debería acordarse el nuevo marco presupuestario europeo. Straw reconoció que "las posibilidades de acuerdo son escasas". El primer ministro británico y presidente semestral de la UE, Tony Blair, mantendrá en los próximos días una serie de reuniones bilaterales con 10 líderes europeos para preparar la nueva propuesta. La entrevista con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se producirá manaña.

La cumbre franco-alemana que se celebrará hoy cerca de Berlín también se centrará en la financiación de la UE. Si el presidente francés, Jacques Chirac, logra pactar con la nueva cancillera, Angela Merkel, una estrategia común sobre el presupuesto, el eje franco-alemán tendrá una influencia decisiva en la cumbre.

Francia reclamó ayer a Londres que incremente como mínimo en 6.000 millones más su contribución al presupuesto comunitario durante el periodo 2007-2013, para asumir la parte que le corresponde del coste de la ampliación. Alemania, principal contribuyente neto, también criticó la insuficiente aportación británica. Asimismo, Italia insistió en que el principal obstáculo para alcanzar el acuerdo es el cheque británico.

Suecia y Holanda se desmarcaron de las otras críticas contra el plan británico por reclamar una mayor reducción del gasto europeo y unas medidas específicas para reducir su actual aportación a las arcas de la UE, que creen excesiva. Suecia exigió un mayor recorte de ayudas a España, Portugal y Grecia.