El aún consejero delegado de Iberia --hasta la próxima junta de accionistas del 30 de mayo--, Ángel Mullor, estima que la nueva línea de vuelos baratos que está creando con ACS, Nefinsa, Agrolimen e Iberostar será rentable en el 2008. Esta previsión de Iberia da por supuesto que no habrá dificultades para que la compañía empiece a operar el próximo octubre.

Según el plan de negocio a cuatro años realizado por los cinco socios de esta nueva aerolínea solo se necesitarán dos años para poner en marcha la compañía y ofrecer beneficios. Este cálculo es lógico si, como han anunciado los accionistas a la Comisión Nacional del Mercado de Valores, pretenden sacar la línea a bolsa en el 2009.

Para alcanzar este objetivo, Mullor ha diseñado un plan de rutas domésticas e internacionales punto a punto desde aeropuertos periféricos con base preferente en el Prat de Barcelona. Esto supone excluir las conexiones desde Madrid ya que, de hacerlo, la nueva línea, en vez de ser una fuente de beneficios para Iberia, supondría un elemento más de competencia a sus propios vuelos. Precisamente Iberia tiene pensado ir eliminando todas las conexiones transversales que no le son rentables. Sin embargo, la aerolínea de bajo coste sí volará en algunas de las rutas que ya hace Air Nostrum, empresa del grupo Nefinsa, aunque cada una buscará su hueco de mercado, dijo Mullor.

CAMBIO DE NOMBRE La nueva línea de bajo coste fue llamada en un principio Catair, pero los socios ya le han buscado un nuevo nombre que coincide con su código de vuelo. Arrancará en un principio con cinco aviones, pero la previsión es operar con 30 aparatos dentro de dos años.

Iberia se desprenderá de 22 aviones Airbus A320 en próximos años. Aunque Mullor negó que vaya a cederlos a su filial, reconoce que la nueva aerolínea intentará incorporar parte de estos aviones a su futura flota.