Durante la euforia bursátil del 2000, los inversores individuales en bolsa fueron responsables del 9% del valor de las transacciones y del 58% de las operaciones. Aquello, que se definió como capitalismo popular, se tradujo en que los índices españoles alcanzaron sus niveles absolutos. Esa proporción no se ha repetido en la situación actual de máximos bursátiles. Los últimos datos de que dispone Bolsas y Mercados Españoles (BME) rebajan la participación de las personas físicas en el mercado al 5,35%. Y aunque el número de operaciones en las que predominan los particulares aún representan la mayor parte del total, ha descendido al 44,82%, de manera que los inversores individuales realizan un mayor número de operaciones pero de un importe menor.

LOS ÚLTIMOS EN LLEGAR "Tradicionalmente, los pequeños ahorradores son los últimos en incorporarse a las corrientes alcistas. Esa práctica parece no haber cambiado", dice Albert Duran, de Gesmanresa. "Hay que ser prudente si se piensa en entrar en el mercado y prestar atención a las valoraciones de las compañías para no incurrir en errores del pasado", agrega Jaume Puig, presidente de Gaesco.

Entre los expertos hay consenso sobre que las condiciones actuales del mercado son muy diferentes a las del 2000. Piensan que tanto los beneficios de las empresas, un entorno de tipos de interés que apunta a la baja, las condiciones de la economía y la liquidez del mercado dejan margen de crecimiento.

Cristóbal Thomas de Carranza, responsable de Fonditel, afirma: "China exporta deflación con el precio de sus productos, la inmigración evita las subidas salariales, la inflación ha dejado de ser un problema y el petróleo va a la baja. Los análisis lo han tenido poco en cuenta".