España es uno de los países de Europa mejor preparado para afrontar el futuro de las pensiones. Ocupa el octavo lugar de la Unión Europea en el barómetro elaborado por segundo año por la consultora internacional Aon una vez analizada la presión que ejerce el envejecimiento de la población, la sostenibilidad de las prestaciones o el desarrollo de los sistemas complementarios privados.

El informe revela que los países mejor situados en el ranking europeo de sistemas de pensiones son los que han resuelto los problemas de la presión demográfica, los que tienen un mayor porcentaje de trabajadores ocupados entre los 55 y los 64 años, y los que mantienen un equilibrio entre las prestaciones y los costes del sistema.

EL CASO DANÉS La combinación de estos factores hacen que Dinamarca, Estonia, Irlanda, Letonia, Holanda y Reino Unido ocupen los primeros puestos de la lista de países europeos con mejores sistemas de pensiones. En el caso de Dinamarca, tras 10 años de reformas, sus jubilados disfrutan de una pensión pública discreta pero suficiente, y el 95% tiene un plan privado que completa su prestación. Además, el 60% de trabajadores de entre 55 y 64 años están ocupados.

El caso de Irlanda, Holanda y Reino Unido es parecido porque disfrutan de una red avanzada de pensiones privadas aunque, en el caso británico, existen tensiones de costes, según el estudio. A Estonia y Letonia les favorece un moderado envejecimiento de la población y una esperanza de vida que se sitúa en torno a los 80 años, lo que hace que sus sistemas de pensiones no estén hipotecados para el futuro.

España, tras Suecia, lidera la banda alta de países con un sistema de pensiones sin tensiones. El director de Aon Consulting en España, Jorge García-Perrote, valoró la existencia de un sistema público adecuado, que ofrece pensiones suficientes y que tiene superávit. España es un país en el que los trabajadores se jubilan entre los 62 y 63 años y donde la inmigración alivia el problema de la baja natalidad.

No obstante, el estudio recomienda seguir impulsando la ocupación de los trabajadores entre 55 y 64 años, retrasar más la edad de jubilación y seguir desarrollando los planes complementarios de pensiones para mejorar el equilibrio entre prestaciones adecuadas y sostenibilidad del sistema. El caso de España está muy alejado del de Bélgica, que ocupa uno de los últimos puestos del ranking, donde solo trabaja el 30% de las personas entre los 55 y 64 años.