Hace unos días, la Policía Nacional detuvo a 76 personas en la mayor operación contra el fraude en internet realizada hasta la fecha en España. La red, acusada de estafar tres millones de euros, se dedicaba a suplantar la imagen de bancos y cajas para hacerse con las claves digitales de sus clientes y vaciar sus cuentas. Estas prácticas podrían tener los días contados.

Siemens anunció ayer el lanzamiento del "sistema de identificación para transacciones financieras más seguro del mundo". Una afirmación que el gigante alemán sustenta en la introducción de una revolución tecnológica respecto a los sistemas de pago tradicionales. La seguridad de su nueva tarjeta ya no se basa en la introducción de un código, sino en el uso de las huellas de los dedos de la mano.

La tarjeta, bautizada como Internet ID Card, es algo más gruesa y grande que las tradicionales, pero "cabe en una cartera". Se compone de una pequeña pantalla, un detector de las huellas dactilares, seis sensores ópticos, un chip con capacidad para guardar 128 claves criptográficas y un puerto USB para introducir el cable de la batería.

Una de sus principales ventajas es que los datos personales solo se almacenan en la tarjeta, lo que dificulta enormemente un acceso fraudulento. Además, permite seleccionar un Panic finger o dedo de pánico. "En caso de sufrir un atraco en un cajero, nos permite simular que hacemos una operación, recibir una información del banco como si se hubiera efectuado, pero no hacerla en realidad y activar los protocolos de seguridad de la entidad", explicó Gabriel Tarazona, director de desarrollo corporativo del área de tecnologías de la información de Siemens.

La tarjeta no utiliza una conexión inalámbrica ni requiere introducirla en el ordenador o el cajero. Tampoco precisa de conocimientos informáticos, ya que la adaptación del sistema corre a cargo de la compañía emisora.

El usuario tendrá que indicar en la página web o el cajero la operación que quiere realizar y el número de su dispositivo, grabado en la parte posterior. Entonces, la entidad reenviará la información recibida a través de una señal óptica encriptada (unos ilegibles parpadeos blancos y negros que se proyectan sobre la pantalla), que incluye el código de validación de la transacción. En ese momento, se coloca el lector óptico sobre la pantalla, al tiempo que se sitúa el dedo sobre el lector de la huella. El código aparece entonces en la pantalla de la tarjeta y basta con escribirlo en el ordenador para dar luz verde a la operación.

ESPAÑA, EL TERCER PAÍS. Siemens ha aclarado que no servirá de nada cortarle el dedo al usuario. "Si no tiene suficiente calor, igual que si está muy sudado, el reconocimiento dactilar no funciona", explicó Enrique Torres, director del área de tecnologías de la información. España es el tercer país elegido para lanzar este nuevo producto tras Alemania y Suiza. "La tecnología está disponible, pero el lanzamiento dependerá de las entidades", concluyó el directivo.