El humo negro no llegó a salir por la chimenea del Congreso de EEUU. Tras maratonianas sesiones para discutir el plan de rescate de instituciones financieras diseñado por la Administración de George Bush, congresistas demócratas y republicanos anunciaron ayer que habían alcanzado "un acuerdo básico" y ultimaban una propuesta común que respeta la inversión de 700.000 millones de dólares de dinero público solicitada, pero incluye condiciones no estipuladas en el borrador inicial de tres folios.

Los congresistas solo avanzaron las líneas generales de las enmiendas. Proponen que el Gobierno tenga una participación en las empresas que reciban ayudas, permitiendo así recuperar dinero de los contribuyentes si las compañías empiezan a prosperar. Han fijado, como ya aceptó la Administración, límites a los beneficios de los ejecutivos de las compañías asistidas. Aunque no se ha rebajado la cantidad solicitada por Bush, los legisladores optan por establecer plazos: 250.000 millones iniciales, con posibilidad de incrementarlos en 100.000 más, y el resto, aunque estarán disponibles, deberán obtener otra aprobación de los congresistas para su desembolso.

Otras condiciones establecen controles sobre el Departamento del Tesoro y ayudas para los propietarios de viviendas.

Los congresistas pisaron el acelerador unas horas después de que Bush urgiera la aprobación de su plan en un dramático mensaje televisado en el que lo presentó como la única alternativa al actual "pánico financiero" y en la que, pese a estar abogando por una brutal intervención del Gobierno, defendió que "el capitalismo democrático es el mejor sistema ".

BUENOS AUGURIOS Desde primeras horas de la mañana las noticias que llegaban de Capitol Hill auguraban un acuerdo. El pacto se confirmó a las cuatro de la tarde en una reunión en la Casa Blanca entre Bush, los candidatos a la presidencia John McCain y Barack Obama y líderes demócratas y republicanos de la Casa de Representantes y el Senado.