La octava potencia del mundo no puede estar callada", destacó José Luis Rodríguez Zapatero. El presidente del Gobierno central decidió ayer apostar fuerte para que España esté presente en la cumbre que debe refundar el sistema financiero mundial el mes que viene. Poco después de que Nicolas Sarkozy asegurara en Estrasburgo que "lo más simple" es que en esa reunión participen solo los países del G-8 (los más industrializados) y los del G-5 (los emergentes), Rodríguez Zapatero llamó al palacio del Elíseo. El jefe del Ejecutivo estuvo hablando durante 30 minutos con el presidente francés sobre los motivos por los que cree que España tiene que participar en esa cumbre.

Y, según su opinión, esas razones "objetivas" son dos: España ha superado a Italia en renta per cápita --por lo que podría estar en el G-8-- y tiene un sistema financiero "muy sólido". Zapatero dijo que encontró a un Sarkozy "absolutamente sensible y comprensivo" con la voluntad del Gobierno español. De hecho, el presidente francés, preguntado por la ausencia de España, ya había dicho por la mañana que "por razones objetivas" y, teniendo en cuenta el peso económico, "debe participar" en ese tipo de cumbres. El asunto es, dijo Sarkozy, que su participación podría causar "problemas" con Polonia. "No soy yo quien decide los miembros del G-8", añadió.

La entrada en ese selecto grupo de países sigue siendo una batalla pendiente. José María Aznar la dio en el año 2000 y la perdió. Zapatero, que reconoció que él no la había dado hasta ahora, se limitó a remarcar la necesidad de participar en esa cumbre que analizará los fundamentos del capitalismo. "Si lo conseguimos será un mérito del país, si no lo conseguimos, sé lo que va a pasar", ironizó.

La diplomacia española lleva una semana intentando conseguir una invitación. Zapatero se las prometía felices después de ver cómo el primer ministro británico, Gordon Brown, decía la semana pasada en Bruselas que España tenía que participar en una reunión de ese calibre y aseguraba que ya se lo había hecho saber a George Bush.

Ayer, tras las declaraciones de Sarkozy, un fiel aliado hasta ahora, la maquinaria diplomática pisó el acelerador. Según la Moncloa, se están haciendo todas las gestiones necesarias para participar en la cumbre, sin fecha ni lugar decidido, aunque se especula con Nueva York y la segunda quincena de noviembre.

G-8 y G-5 El Gobierno considera que, con el visto bueno de Sarkozy y Brown, solo le falta conseguir la aprobación de otros tres países participantes para que su deseo se haga realidad. Los contactos no se están limitando a los ejecutivos del G-8 (EEUU, Reino Unido, Francia, Alemania, Canadá, Italia, Japón y Rusia), sino que tanto Exteriores como la Moncloa están hablando con los representantes de los países emergentes (México, Brasil, China, India y Suráfrica).

Zapatero saldrá el jueves hacia Pekín, donde asistirá a la cumbre UE-Asia que se celebra el viernes y el sábado. El presidente ha estado meses deshojando la margarita, pero finalmente ha decidido que irá a la cumbre, que reunirá a líderes de 45 países.