La carrera de Seat por lograr la producción del modelo Q3 de Audi empezó en octubre pasado. Con sigilo, el presidente de Seat, Erich Schmitt, comunicó a los líderes de CCOO y UGT y a la Administración la posibilidad de optar a una inversión que situaría la fábrica de Martorell en la Liga de Campeones de los coches premium.

El proceso negociador se formalizó en una cumbre en el hotel Hesperia Tower de L´Hospitalet (Barcelona) el 25 de noviembre del 2008. Además de Schmitt, asistieron los máximos dirigentes de UGT y CCOO de Cataluña, Josep Maria Álvarez y Joan Coscubiela --que dejó el cargo en diciembre--, y la consejera de Trabajo, Mar Serna, que tomó las riendas de la negociación para evitar 1.500 despidos.

En ese encuentro, el presidente de Seat ya desveló las exigencias de Volkswagen: dos años de congelación salarial, ayudas públicas cercanas a 300 millones (serán 240 millones) y un expediente de regulación de empleo temporal de dos años con cursos de formación.

A partir de entonces, se sucedieron los contactos de Schmitt con los líderes de UGT y CCOO por separado en el hotel Plaza de Barcelona y reuniones convocadas por Mar Serna. En total, decenas de encuentros sin avances que han forzado una negociación a contrarreloj. Aunque CCOO se ha mantenido firme en su discurso, un dirigente del sindicato admitía que si hubiera llevado él la negociación y tuviera enfrente a una dirección fuerte, habría "llegado a un acuerdo rápidamente".

El máximo responsable de CCOO en Seat, Manuel Gálvez, justificó su ausencia en algunas reuniones porque está cediendo el testigo a David Matellán, que se perfila como nuevo líder.