Existe una coincidencia casi absoluta en que lo peor de la crisis ha pasado. No es que la economía española haya salido a flote, es que parece haber tocado fondo en su hundimiento y se enfila hacia la superficie. Hasta el PP lo reconoce. Ahora la duda es cuándo se llegará a la superficie y si habrá ahogadillas. "No habrá recuperación hasta que no aumente el consumo privado. Lo demás no cuenta. El gasto público se agota y nadie va a invertir si no hay consumo", resuelve Javier Díaz-Giménez, profesor de Economía del IESE.

El tirón del consumo privado parece tener la palabra definitiva para la recuperación en España. Pero antes tienen que funcionar todos los demás engranajes de la economía. No hay consumo sin confianza; ni confianza con miedo a perder el empleo (se han destruido 1,6 millones de empleos y la tasa de paro roza el 19%). No se puede esperar la creación de puestos de trabajo sin inversión empresarial, y no hay proyectos sin crédito bancario. Las entidades no prestan dinero si la empresa tiene problemas, y es muy probable que los tenga, y muy gordos, si no hay consumo. Y vuelta a empezar.

AYUDA PÚBLICA El sector público puede ayudar. Ya lo ha hecho, con una explosión de déficit público desconocida (por primera vez alcanzará los dos dígitos y superará el 10% del PIB) y con unos tipos de interés ínfimos. Pero ya no hay margen. Para romper tal círculo vicioso, Josefa García Grande, profesora de la Universidad de Alcalá de Henares y del Instituto Universitario Ortega y Gasset, guarda un as. "En la historia de la economía española, es una constante que de las situaciones más difíciles se ha salido siempre gracias al sector exterior", recuerda. Así fue en 1959, en 1970 y en 1985. Ahora, las exportaciones también están dando un respiro a la economía española, al calor de la incipiente recuperación de los socios europeos.

La mayoría de los países de la Unión Europea han abandonado ya la recesión. En España no se descarta que el cuarto trimestre del 2009 pueda anotar ya tasas positivas de crecimiento trimestral, tras año y medio de recesión en el que el PIB ha llegado a hundirse el 4,2% (en tasa anual).

Con todo, Juan José Toribio, director del IESE en Madrid, calcula que los dos primeros trimestres del 2010, en general, van a ser peores que los dos últimos del 2009, por el agotamiento de algunos programas de estímulo. Se apunta así el riesgo de una primera ahogadilla, que deja para la segunda parte del 2010 una recuperación algo más consolidada, sin descartar --según Toribio-- otras zambullidas antes de salir a flote.

Pero el déficit y la deuda pública aprietan. Bruselas impone reducir el déficit hasta el 3% del PIB en el 2013 y eso exige recortar gastos y buscar nuevos ingresos. Sacrificios colectivos, en definitiva. "A nadie se le escapa que no habrá más remedio que subir la presión fiscal", dice la profesora García Grande. El riesgo de entrar en fase prolongada de crecimiento débil solo se puede alejar, según el servicio de estudios de la Asociación Española de Banca (AEB), con un ambicioso y rápido programa de reformas estructurales que permitan elevar la capacidad de crecimiento de la economía española.

El Gobierno calcula que la economía caerá el 3,6% en el 2009 y el 0,3% en el 2010. Para el 2011, la Comisión Europea prevé un avance del 1% en la economía española. Otra cosa es cuándo se recuperará el empleo. Para la profesora de Derecho Privado de Esade, Esther Sánchez, "a finales del 2010 o principios del 2011" se empezará a crear empleo. En su opinión, el proceso estará vinculado a la reposición de jubilados y de bajas por incapacidad temporal y solo el 20% de los empleos creados serán en empresas de sectores emergentes.

Mucho más pesimista, el presidente del Círculo de Empresarios, Claudio Boada, opina que solo se volverá a crear empleo si el PIB crece más del 2%, algo que, a su juicio, no sucederá hasta el 2012. En el restablecimiento del crédito parece estar la llave capaz de dar cuerda a los engranajes de la economía. "Si no hay restablecimiento del flujo normal del crédito, difícilmente habrá recuperación económica", dice Toribio.

EL PAPEL DE LA BANCA Desde el sector financiero no se prevé que en la banca se vuelvan a atar los perros con longanizas. "La recuperación del crédito será lenta, porque hay que digerir los excesos que se cometieron en la época en la que no había ninguna restricción", comenta Jaume Guardiola, consejero delegado de Banco Sabadell. Y el sector asiste a su propia reestructuración, sin la que será difícil que la prioridad sea la financiación de empresas y particulares.

En el sector financiero se considera que no son ellos los únicos culpables de la situación y que hay deberes pendientes para todos: "Las empresas están muy endeudadas, y hasta que no bajen su nivel de deuda será difícil que se restablezca la normalidad", comenta un alto ejecutivo del BBVA. Cierra el círculo de la crisis con esta observación: "El problema es que para reestructurar sus deudas es necesario sanear el sistema financiero". Y apostilla que las cajas no están en la misma situación que los bancos a la hora de renegociar el endeudamiento empresarial.