La propuesta obligará a los bancos a mantener más fondos a modo de colchón, aunque le da varios años para cumplir con los nuevos requerimientos de capitalización. También obligará a los fondos de capital riesgo o hedge funds a someter sus libros al escrutinio de los reguladores. Y creará un consejo para identificar potenciales riesgos sistémicos.

Implantar todas las reformas costará 16.000 millones de euros en la próxima década y serán las propias instituciones las que acabarán con la factura. Se les impondrán tasas según el riesgo.