El reciente anuncio del Banco Popular de China de flexibilizar el yuan tendrá efectos en la economía española. La apreciación de la divisa china frente al dólar hará que las importaciones a España sean menos atractivas, mientras que las exportaciones se verán beneficiadas. Según los analistas, las empresas españolas tendrán más potencial de negocio en China. Pekín calcula que su país será el segundo consumidor mundial en el 2015.

El gigante asiático, coinciden los expertos, se encamina a un nuevo modelo económico centrado en el mercado local. "El concepto de fábrica barata va a desaparecer", explica Eduardo Morcillo, socio de Interchina Consulting. Aunque hace años que Pekín anuncia este cambio, la decisión de flexibilizar el yuan --por primera vez en dos años-- es un primer paso. Los analistas prevén que el yuan se revaluará gradualmente. Para el 2010 se espera que cerca del 3%, y el 25% en cinco años.

ABRIR FACTORÍAS Firmas como Nutrexpa, Panrico y Torres han dado el salto de continente para ampliar su negocio. Para las empresas españolas, las consecuencias de la apreciación de la moneda del pueblo serán distintas, según su actividad. Para las que fabrican en China con la idea de importar a España la situación empeorará; en cambio, "es el momento de montar fábricas allí para el mercado local", opina el economista Jacint Soler, socio de Emergia Partner.

El alza del yuan no es un factor aislado. Este hecho, sumado a la política económica de Pekín de incentivar el consumo interno y los créditos, además del fuerte crecimiento del país (más del 11% en el primer trimestre) "beneficia" a las firmas españolas con producción allí, dice Marcelo Muñoz, decano de los empresarios españoles en China.

En el 2009, las importaciones de China a España cayeron el 28%. La situación para producir y vender allí es mejor. "Es fantástico", afirma Alberto Fernández, director general de Torres China. "Los márgenes son ahora excesivos, así que nos planteamos aplicar descuentos", dice. Los más afectados serán los exportadores de ramos con mucha competencia. El sector textil, por ejemplo. Diktons, marca española de punto de lujo, opera con dólares desde Hong Kong. La caída del euro les ha afectado mucho. Se plantean desplazar su oficina a Shanghái para abaratar costes, así como fabricar en otros puntos más baratos de China, de Asia o incluso en España. "Usamos tejidos especiales comprados en Italia, los llevamos a China, producimos y traemos de vuelta las prendas. Haces números y ves que, entre transporte y aranceles, no es tan barato. China ya no es lo que era. Pero la crisis cerró casi todos los talleres en España, y los que quedan están tan desbordados que no aceptan más pedidos", dice José Pascual, director general de Diktons.

AFECTADOS Un empresario navarro del sector alimentario con larga experiencia en China vaticina que la fábrica global va a tener que "aportar algo más" para mantener esa condición y aconseja internacionalizarse para diversificar riesgos. La subida del yuan afecta. La construcción de una planta, que escrituró en yuanes, se ha encarecido en euros. "Un colega alemán iba a invertir 20 millones de euros para construir 1.000 viviendas en Shenyang, y ahora ya tiene que pagar 24 millones", dice.