Si abruptamente se fue, de forma más sutil está volviendo. Pero los efectos de este regreso de la confianza inversora en lo que suena a España ya se deja sentir. Primero fue la caída del diferencial de la deuda pública con la alemana. El lunes, el BBVA, abriendo el mercado europeo de las emisiones privadas con 2.000 millones de euros en cédulas hipotecarias. Y ayer, el Tesoro colocando su deuda, por primera vez en varias semanas, con un interés menor que en la anterior emisión.

Tal cúmulo de buenas noticias convirtió ayer el mercado español en una isla. Eso sí, si hace unas semanas era la excepción en lo negativo, ayer lo fue dentro de un marasmo de números rojos.

El Ibex 35 se apuntó un 1,32% de ascenso y logró reconquistar la cota de los 10.000 puntos (cerró a 10.061). Mientras, los principales selectivos europeos caían entre el 0,17% y el 0,66%. Pero daba igual. Pasó incluso inadvertida una advertencia de la agencia Fitch de que los bancos podrían ver reducida su calificación si continúan el problema de liquidez.

Las malas noticias de Estados Unidos tampoco desmotivaron a los inversores. Los resultados empresariales están siendo mucho peores de lo esperado por Wall Street y la bolsa del país americano volvió ayer a abrir a la baja.

Pero nada pudo parar al Ibex que, no sin sobresaltos (llegó a caer por debajo de los 9.800 puntos), logró romper una racha de tres sesiones de caída. El mercado espera buenas noticias de las pruebas de resistencia de la banca que se publicarán el próximo viernes y más emisiones privadas, así que los bancos fueron los que más tiraron, con el Popular en cabeza (2,09%). También destacó Ferrovial (4,38), gracias a la ampliación de los vuelos desde Londres Stansted.

En el mercado abierto, La Seda de Barcelona lideraba las ganancias con un avance del 9,09%, tras revalorizarse el lunes más del 30%. A continuación, pero a bastante distancia, Inmobiliaria Colonial subía el 3,70%.