Para cumplir los nuevos requisitos, las entidades pueden dedicar a este fin parte de sus ingresos, reduciendo el beneficio, o afrontarlo mediante las provisiones genéricas (la hucha creada en la época de bonanza para sobrevivir en las malas rachas). El problema es que este colchón es cada vez más estrecho y va a seguir bajando, con lo que las instituciones tendrán que volverlo a llenar en breve, también a costa de lograr menores ganancias.

"Quienes lo usan dan una patada hacia adelante", critican fuentes del sector. El Banco de España da libertad, pero recomienda siempre la opción más prudente y de menor riesgo.