El gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, conocido con el acrónimo de MAFO en los corrillos financieros, no renuncia a atribuirse parte del mérito en el cambio de rumbo que ha impedido, según sus palabras, que España haya tenido que ser rescatada, como Grecia, Irlanda y Portugal. El giro de la política económica que ha dado paso a las reformas estructurales --pensiones, cajas y laboral, que él ha respaldado desde la institución-- son la clave para el cambio de percepción de los mercados. Y ayer, ante la Comisión de Economía del Congreso, el gobernador se colgó algunas medallas.

Fernández Ordóñez, que presentó el informe anual del Banco de España, dio respuesta a algunas de las críticas que formularon varios de los portavoces de los partidos de la oposición con una defensa metódica del celo desplegado por el organismo supervisor para hacer el trabajo que le corresponde. Cristóbal Montoro, del PP, censuró los cambios de rumbos del Gobierno y del banco central, mientras que Josep Sánchez Llibre, de CiU, criticó al compareciente por "hacer más de ministro de Economía que de gobernador". "Mientras yo sea gobernador lo tienen perdido, porque el banco central no dejará de decir lo que piensa sobre la economía", respondió.

Obligación de opinar

Opinión fundamentada en un servicio de estudios, el del Banco de España: "Si se hubiera escuchado más lo que decía sobre la burbuja inmobiliaria, nos habría ido mejor". Insistió en que es obligación de la institución opinar sobre cuestiones clave para la economía como la reforma laboral o la consolidación fiscal, porque son cuestiones que tienen un claro efecto sobre el sistema financiero, en tanto que afectan a la evolución de la prima de riesgo.

Dio lustre a su contribución al frenazo de la burbuja inmobiliaria. "Una de las cosas de las que estoy más satisfecho es de haber contribuido a la subida de los tipos de interés a partir del 2006", expuso. Sin esa aportación al BCE, la crisis inmobiliaria en España "habría sido inmanejable".

Criterios demasiado rigurosos para las cajas y más laxos para los bancos, le reprocharon algunos portavoces. A lo que MAFO contestó que el criterio de solvencia es el mismo para todos. Pero precisó que si se hubiera exigido el mismo nivel de eficiencia a las cajas que a los bancos, estas deberían haber ganado 17.000 millones más. "Si, con la reforma, conseguimos generar 17.000 millones para la obra social, será positivo para todos", planteó. En todo caso, esa reforma estará lista el 30 de septiembre.