Con toda probabilidad, el de Groucho Marx es uno de los epitafios más famosos de la historia: "Perdonen que no me levante". Poco importa que en su tumba no aparezca ni esta ni ninguna otra de las muchas frases ingeniosas que pergeñó. Lo importante es que las mentiras esconden muchas veces grandes verdades, como demostraba el famoso ensayo literario de Mario Vargas Llosa.

Y en eso están los inversores, en un perdonen que no me levante, que hace calor y el panorama tampoco motiva. La decisión de la Reserva Federal estadounidense de no ampliar el programa de recompra de bonos, sumada al recorte de sus previsiones de crecimiento, se dieron a conocer al cierre del miércoles de las bolsas europeas, y ayer fueron plomo en el bolsillo.

Por si fuera poco, el presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, alertó del riesgo de contagio de los países más afectados por la crisis de la deuda a otros países y a entidades financieras. Y las autoridades europeas aumentaron su presión sobre las instituciones financieras para que acepten voluntariamente reestructurar sus títulos de deuda griega.

Ante este panorama, ya se sabe, los débiles sufren. La prima de riesgo española se disparó hasta los 284 puntos básicos, con lo que se mueve en los niveles máximos. En movimiento inversamente proporcional, el Ibex 35 sufrió el mayor descalabro del ejercicio y quedó por debajo de los 10.000 puntos.

Que no me levanto.